Al principio de la pandemia hubo mucha controversia respecto al uso de mascarillas faciales. Muchos prescindieron de este recurso, y su uso se limitó a las personas confirmadas con la infección con coronavirus y al personal de salud. Luego las autoridades se dieron cuenta de que había diferencias importantes en la tasa de infección entre poblaciones en las que las personas usaban mascarillas y las que no, por lo que se empezó a recomendar su uso.
El hecho es que las mascarillas se han convertido en un accesorio esencial para todas las estaciones de este 2020, y probablemente lo siga siendo durante un tiempo. Sin embargo, existen pocas pautas específicas sobre el material o diseño más idóneo para la protección contra el coronavirus.
En vista de ello, un equipo de investigadores de la Florida Atlantic University trabajó recientemente en ofrecer respuestas a estas dudas, y publicaron sus hallazgos en un artículo en la revista Physics of Fluids.
Los investigadores usaron mascarillas faciales de difrentes materiales y diseños a fin de determinar qué tan eficaces eran para bloquear las gotas que salen de la boca de quien las porta.
Para ello, usaron una configuración de hoja láser, un pilar en el estudio de la mecánica de los fluidos, la cual utilizaron para detectar las gotas mientras tosían y estornudaban en la cabeza de un maniquí. Entonces trazaron la trayectoria para cada uno de los casos y los compararon para examinar las diferencias que ocasionaban los materiales y diseños que habían utilizado.
Este estudio confirmó lo advertido por varios expertos meses anteriores: no cualquier barrera puede evitar el paso de las gotas con carga viral. Las mascarillas plegables ligeramente dobladas y los revestimientos estilo bandana tenían poco o ningún efecto a la hora de detener los chorros de gotas en aerosol.
Lo bueno es que las mascarillas caseras elaboradas con múltiples capas de tela acolchada y bien ajustadas, así como las máscaras de estilo de cono estándar sí demostraron ser efectivas. Por supuesto, estas dejaban pasar algunas gotas, pero la cantidad era significativamente menor que las otras.
Es importante destacar que las tos emuladas descubiertas pudieron viajar notablemente más allá de la guía de distancia de 6 pies actualmente recomendada. Sin una máscara, las gotas viajaron más de 8 pies con un pañuelo, viajaron 3 pies, 7 pulgadas con un pañuelo de algodón doblado, viajaron 1 pie, 3 pulgadas con la máscara de algodón acolchada cosida, viajaron 2.5 pulgadas y con la máscara de estilo cónico, las gotas viajaron aproximadamente 8 pulgadas. Cuando decimos que es importante, esto no quiere decir que estemos completamente a salvo. Aún no se tiene una vacuna contra el SARS-CoV-2, así que la mejor forma de prevenir un contagio es combinar el uso de mascarillas con las otras recomendaciones emitidas hasta ahora.
“También es importante entender que los recubrimientos faciales no son 100% efectivos para bloquear los patógenos respiratorios”, dijo Siddhartha Verma, investigador involucrado en este trabajo.
“Es por eso que es imperativo que usemos una combinación de distanciamiento social, cubiertas faciales, lavado de manos y otras recomendaciones de los funcionarios de atención médica hasta que se libere una vacuna efectiva”.
Ahora los investigadores continuarán estudiando a fondo lo que ocurre con las gotas que emiten las personas infectadas con COVID-19 al toser o estornudar. El interés se centrará en estudiar las interacciones a las que se exponen las gotas con el flujo de aire ambiental, su evaporación y todas las propiedades inherentes a estas.
Mayor información: Siddhartha Verma, Manhar Dhanak, John Frankenfield, et al. «Visualizing the effectiveness of face masks in obstructing respiratory jets». Physics of Fluids, Published: 30 June, 2020.