Lo que ha llamado la atención sobre el fenómeno de la inmunidad ha sido que, en variadas oportunidades, se han detectado sujetos con inmunidad preexistente al COVID-19, a pesar de nunca haber sido expuestos a este de forma directa o a través de terceros.
Este tipo de fenómenos se han detectado en otras investigaciones y tienen al mundo bullente de curiosidad. Claramente, la primera pregunta que el mundo se hace es: ¿por qué? Lastimosamente, por ahora, todo lo que la ciencia tiene para responder a esto son teorías.
Según estas, el organismo podría estar teniendo una respuesta inmunológica por memoria. Esto siempre y cuando el individuo se haya expuesto con anterioridad otros coronavirus más comunes (CCC) como los causantes del resfriado HCoV OC43, HCoV-HKU1, HCoV-NL63 y HCoV-229E.
De este modo, el cuerpo podría tener una respuesta parcial a la presencia del SARS-CoV-2 en el organismo debido a que reconoce partes de los anteriores. Con esto, la velocidad de liberación de anticuerpos y de erradicación de la enfermedad aumenta. Todo porque el organismo “recuerda” cómo accionar ante la amenaza y no pierde tiempo tratando de reconocerla.
No obstante, por ahora nada de esto se encuentra probado. Por lo que, hasta ahora, no se tiene una explicación clara al motivo por el cual la inmunidad preexistente al SARS-CoV-2 se da en algunos individuos. En cualquier caso, lo que sí se ha podido demostrar, es que esta se encuentra relacionada con la actividad de las células T de nuestro organismo.
Reactividad de las células T
Todas las respuestas inmunes sin exposición que se han registrado han tenido algo en común: una reactividad temprana de las células T. Estas forman parte vital de la liberación de anticuerpos protectores en el organismo y, además, participan activamente en la tarea de defenderlo.
Ahora, hasta 5 estudios diversos han corroborado su presencia en estas particulares reacciones inmunes preexistentes. Muchos de estos incluso han relacionado directamente a las células T CD4 + y un poco a las T CD8 + 1 con estos procesos inmunológicos tempranos.
Además del antes mencionado, llevado por Grifoni, otra investigación en los Países Bajos conducida por Weiskopf et al., ubicó una respuesta inmune de las T D4 + del 10% a péptidos con pico de SARS-CoV-2 y del 20% a péptidos sin pico de SARS-CoV-2 en sujetos que nunca habían sido expuestos al virus. Un detalle que la investigación de Meckiff et al. en Reino Unido también reflejó.
Por su parte, Braun et al, desde Alemania, incluso reportaron una respuesta inmune positiva de las células T de un 34% contra péptidos con espiga del SARS CoV2. Esto en donantes de sangre sanos que dieron negativo a la prueba del COVID-19 y que no estuvieron expuestos a él de otro modo.
Finalmente, el estudio realizado en Singapur por Le Bert et al. reveló una respuesta inmune de las células T específicamente a la proteína nucleocápsida nsp7 o nsp13 de coronavirus nuevo en al menos 50% de los sujetos. Nuevamente, todos estos tenían un historial limpio en lo referente al SARS, el COVID-19 o a la exposición al SARS-CoV-2.
¿Qué nos dicen estos descubrimientos?
Por una parte, la posibilidad de que individuos tengan una inmunidad previa a la enfermedad podría indicar que estos serán menos propensos a desarrollar síntomas graves si es que se contagian. Igualmente, permite comprender que estos podrían tener respuestas celulares y de anticuerpos más rápidas y eficientes luego de recibir una vacuna. Por lo que estas serán altamente eficientes en estos grupos.
En la situación actual, en la que las pruebas para las vacunas están en curso, será necesario que los investigadores tomen esto en cuenta a la hora de recolectar datos de sus ensayos clínicos. De este modo podrán evitar que esta variable altere las conclusiones generales de sus investigaciones y los lleve a conclusiones erróneas o apresuradas.
Por otra parte, los investigadores recalcan que una inmunidad previa también puede tener sus puntos negativos. En estos casos, indican que los problemas se clasifican como el “pecado antigénico original” en el que el organismo responde erróneamente o con menos fuerza ante el virus por las similitudes que este tiene con otro patógeno. Como resultado, o al enfermedad igual avanza o el virus desarrolla resistencia al ser atacado con células inmunes más “débiles” o menos efectivas.
En cualquier caso, estos últimos clamores hablan de los procesos de inmunidad por anticuerpos. No obstante, la acción de las células T no se encuentra necesariamente siempre relacionada con estos organismos protectores.
De hecho, es esto lo que explica el por qué algunas personas inmunes al coronavirus no presentan anticuerpos ya que el organismo ha generado otro tipo de defensas. El comprender mejor estos mecanismos será lo que podrá llevar a la humanidad a poder enfrentar efectivamente al virus.
Pero, con inmunidad previa o no, la inmunidad de rebaño sigue sin ser una opción viable ya que, para poder alcanzarla muchas más vidas se pondrían en juego e incluso se perderían. Ahora, nuestra mejor apuesta sigue siendo adquirir más conocimientos sobre el virus para aprender cómo contrarrestarlo y finalmente erradicarlo.
Mayor información: Alessandro Sette & Shane Crotty. « Pre-existing immunity to SARS-CoV-2: the knowns and unknowns». Nature Reviews Immunology , Published: 07 July, 2020.