El mar Muerto, cuyas aguas son casi 10 veces mĂĄs saladas que las del ocĂ©ano y situado en una profunda depresiĂłn a 435 metros bajo el nivel del mar entre Palestina y Jordania, no solo alberga varias formas de vida, sino que hay huellas de su presencia a decenas de metros por debajo del lecho marino, en condiciones muy desfavorables, aseguran cientĂficos europeos en un artĂculo publicado esta semana en la revista Geology.
Esta âbiosfera oscuraâ del subsuelo estĂĄ poblada por algunas de las criaturas mĂĄs antiguas del planeta, y eso a pesar de que, con una salinidad del 34,2 %, el lago âconstituye uno de los ecosistemas mĂĄs extremos del planetaâ, tanto su agua como el subsuelo.
En busca de microorganismos o sus restos fĂłsiles, los investigadores perforaron un pozo de 243 metros de profundidad y detectaron en muestras de rocas sedimentarias la presencia de Ă©steres de cera, una molĂ©cula utilizada habitualmente por las bacterias y algunos organismos multicelulares para almacenar energĂa.
En este caso, los cientĂficos no creen que la presencia de esta sustancia orgĂĄnica sea un indicio de vida propiamente bacteriana, sino que señala la existencia de uno de los organismos mĂĄs primitivos de la Tierra, las arqueas, unos seres que ni siquiera tienen nĂșcleo. Entre los representantes de este reino hay algunas especies halĂłfilas, es decir, âamantes de la salâ.
El equipo supuso que los Ă©steres, que califica de biomarcadores, son resultado de la necrofagia, la ingestiĂłn de biomasa muerta por parte de las arqueas. Ante la carencia de muchas cosas que las criaturas de la superficie dan por sentado, como la luz, la lluvia y el oxĂgeno, los microorganismos se adaptan asĂ al entorno para sobrevivir.