La “fuente de la eterna juventud” estaría en el agua.

La natación es uno de los ejercicios más completos para mejorar nuestra salud física y mental. Por ello, la expresión “fuente de la eterna juventud” podría ser literal. Y es que la clave está en el agua. Ya que la natación favorece a la liberación de sustancias químicas cerebrales que mejoran la cognición (asimilar y procesar los datos que nos llegan del entorno) y la memoria, en parte al ayudar a crear nuevas conexiones cerebrales.

Asimismo, ayuda al cuerpo a combatir el estrés oxidativo (La oxidación es el proceso natural de tu cuerpo, en el que actúa por medio del oxígeno a medida que el cuerpo lo inhala y exhala) y los radicales libres, disminuye los niveles de estrés, mejora nuestro sistema inmunológico, el estado de ánimo y estimula el sistema cardiovascular.

Además, la natación estimula la liberación de endorfinas, estas son sustancias que se producen en el cerebro son llamados ‘‘la droga natural’’, ya que, reducen la sensación del dolor, nos da placer, paz y felicidad. Por eso la natación es tan adictiva, fascinante ya que las endorfinas liberadas se unen a los receptores opioides del sistema nervioso central, responsables de dar tranquilidad al cuerpo, el alivio del dolor o la euforia.

Se ha demostrado que las endorfinas son efectivas también para tratar la depresión y son mucho más eficaces que algunos fármacos antidepresivos, incluso eliminar la medicación para algunos pacientes.

Algunas investigaciones han descubierto que la natación ayuda a desarrollar el cerebro infantil. Específicamente, un estudio reciente encontró que los niños de 6 a 12 años recuerdan mejor el vocabulario después de nadar durante unos minutos. Esta actividad parece mejorar la memoria en personas de todas las edades no solo en los niños, por ello, la actividad física constante ayuda a mantener la mente ágil a medida que envejecemos.

Incluso la natación disminuye la tensión emocional, porque reduce los niveles de cortisol, ayuda al cuerpo a combatir estrés, la ansiedad, especialmente cuando enfrentamos situaciones difíciles o de alto grado de tensión (al cortisol se le llama también la “hormona del estrés”.

También eleva la producción de la serotonina, también se la conoce como la hormona de la felicidad, ya que cuando aumentan sus niveles en los circuitos neuronales genera sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción y aumenta la concentración y la autoestima.

Otro estudio mostró recientemente que nadar previene el deterioro cognitivo en ratones obesos. Demostraron lo que ocurre en los animales cuando aumentan de peso tras una mala alimentación. Conduciendo a un deterioro del aprendizaje y la memoria, la natación restablece estos cambios anormales, rescata del deterioro de la capacidad de aprendizaje y memoria a los ratones obesos, reduce la obesidad.

Autor: José A. Morales García. Profesor e investigador científico en Neurociencia, Universidad Complutense de Madrid.

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