Los once fluidos corporales que sin ellos no podrĂ­amos vivir.

¿En quĂ© se parece un ser humano a un pez?

AsĂ­ como un pez nunca se detiene a pensar en el agua en la que pasa toda su vida, muchos personas rara vez se detienen para considerar los fluidos corporales que hacen posible nuestra vida.

Aunque no siempre es apto para una conversaciĂ³n educada, incluso los menos agradables juegan un papel crucial en el mantenimiento de la salud. Al aprender un poco mĂ¡s sobre 11 de estos fluidos corporales, podemos desarrollar una apreciaciĂ³n mĂ¡s profunda de la belleza y la complejidad de nuestra propia biologĂ­a. ¿QuĂ© son exactamente estos fluidos y quĂ© contribuciones a menudo no anunciadas hacen?

1. bilis

La bilis es un lĂ­quido marrĂ³n a verde oscuro que es producido por el hĂ­gado, almacenado en la vesĂ­cula biliar (un sinĂ³nimo de bilis es la vesĂ­cula biliar) y se libera en los intestinos cuando comemos. Es en parte responsable del color del vĂ³mito y las heces. 

Su ingrediente mĂ¡s importante son las sales biliares, que funcionan como el jabĂ³n para descomponer las grasas de la dieta, lo que les permite absorberlas y las vitaminas liposolubles como A, D y E. TambiĂ©n ayudan a evitar que la bilis que contiene colesterol en la vesĂ­cula biliar forme cĂ¡lculos biliares.

Curiosamente, aproximadamente 15 gramos de sales biliares se excretan en el intestino cada dĂ­a, sin embargo, el cuerpo humano contiene solo unos cinco gramos en total. ¿CĂ³mo es esto posible? La respuesta es que las sales biliares se reciclan, se reabsorben en la sangre a travĂ©s del intestino delgado y luego son secretadas nuevamente por el hĂ­gado.

Algunas enfermedades intestinales, como la enfermedad de Crohn, pueden dañar la parte del intestino delgado donde se reabsorben las sales biliares, lo que predispone a los pacientes a cĂ¡lculos biliares.

2. sangre

QuizĂ¡s el fluido corporal mĂ¡s importante de todos es la sangre. El adulto promedio contiene aproximadamente seis litros de sangre, que funciona para transportar oxĂ­geno a las cĂ©lulas, transportar productos de desecho metabĂ³lico como el diĂ³xido de carbono lejos de las cĂ©lulas y transportar glĂ³bulos blancos, glucosa, hormonas y otras sustancias esenciales que combaten las infecciones por todo el cuerpo. La sangre tambiĂ©n contiene fragmentos celulares llamados plaquetas y factores de coagulaciĂ³n que ayudan a sellar las fugas que pueden desarrollarse en los vasos sanguĂ­neos.

El cuerpo de un adulto contiene aproximadamente 25 billones de glĂ³bulos rojos, aproximadamente un tercio de todas las cĂ©lulas del cuerpo. Los glĂ³bulos rojos sobreviven en promedio unos 120 dĂ­as, lo que significa que cada segundo de cada dĂ­a, un humano adulto produce alrededor de dos millones de glĂ³bulos rojos. Si se alinean de extremo a extremo, los pequeños vasos sanguĂ­neos en los que realmente se intercambia gas, los capilares, alcanzarĂ­an una longitud de aproximadamente 60,000 millas, lo suficiente como para rodear la tierra mĂ¡s de dos veces.

3. fluido menstrual

La mujer promedio menstrĂºa cada 28 dĂ­as durante 42 años de su vida, por un total de aproximadamente 520 perĂ­odos menstruales. El volumen promedio de lĂ­quido menstrual es de aproximadamente 40 mililitros, o alrededor de 2.5 cucharadas en total. 

El lĂ­quido en sĂ­ es aproximadamente la mitad de sangre, y tambiĂ©n contiene tejido del revestimiento interno del Ăºtero, moco y secreciones de la vagina. Si la cantidad de sangrado es anormalmente alta, puede provocar anemia, un dĂ©ficit de glĂ³bulos rojos.

Junto con la sangre y el semen, el fluido menstrual es uno de los fluidos corporales con los matices psicolĂ³gicos y culturales mĂ¡s fuertes. Tradicionalmente, el inicio de la menstruaciĂ³n se asocia con la transiciĂ³n de la infancia a la edad adulta, y el inicio de cada ciclo menstrual ha proporcionado durante mucho tiempo la mejor evidencia de que una mujer no estĂ¡ embarazada. Algunas sociedades y tradiciones religiosas han secuestrado a las mujeres que menstrĂºan, aunque el fluido menstrual no es mĂ¡s biolĂ³gicamente peligroso que la sangre.

4. moco

El moco suena desagradable, pero ninguno de nosotros estarĂ­a aquĂ­ sin Ă©l. LĂ­quido resbaladizo y transparente producido por las glĂ¡ndulas mucosas, recubre las cĂ©lulas de los bronquios en los pulmones, el estĂ³mago y los intestinos, las vĂ­as urinarias y reproductivas, y los ojos y oĂ­dos. El moco contiene una variedad de sustancias importantes, que incluyen enzimas antisĂ©pticas, anticuerpos y mucinas que le dan al moco sus propiedades de gel. El adulto promedio produce aproximadamente un litro de moco por dĂ­a.

La mucosidad evita que el revestimiento del sistema respiratorio se seque y tambiĂ©n filtra el polvo y los agentes infecciosos en el aire que respiramos. Las proyecciones microscĂ³picas de las cĂ©lulas que recubren los conductos de aire del pulmĂ³n ayudan a impulsar el moco hacia la boca a una velocidad de aproximadamente un milĂ­metro por minuto, donde puede tragarse o expectorarse.

Los pacientes con fibrosis quĂ­stica tienen una mutaciĂ³n genĂ©tica que hace que su moco sea demasiado espeso, lo que socava esta importante defensa contra la infecciĂ³n.

5. Pus

Pus suena aĂºn mĂ¡s desagradable, pero sirve como una señal de que el sistema inmunitario estĂ¡ funcionando. Un lĂ­quido viscoso blanco, amarillo o marrĂ³n que se acumula en los sitios de infecciĂ³n, el pus generalmente consiste en bacterias, glĂ³bulos blancos y otras proteĂ­nas y desechos celulares. 

El pus debajo de la piel a menudo se encuentra en un grano, pero mĂ¡s profundo en el cuerpo, una colecciĂ³n mĂ¡s grande se conoce como absceso. Las espinillas y los abscesos representan el intento del cuerpo de contener la propagaciĂ³n de una infecciĂ³n.

Durante muchos siglos, uno de los dictums del barberocirujano fue: «Donde haya pus, evacĂºelo», purgando asĂ­ la infecciĂ³n del cuerpo. Hasta hace varias dĂ©cadas, el drenaje requerĂ­a un procedimiento quirĂºrgico. Hoy, sin embargo, muchos abscesos se drenan usando solo una aguja y un catĂ©ter, con ecografĂ­a o tomografĂ­a computarizada como guĂ­a. Este enfoque menos invasivo reduce la necesidad de anestesia, tiempo de recuperaciĂ³n y costo.

6. Semen

El semen, el lĂ­quido liberado por los machos en la eyaculaciĂ³n, generalmente contiene espermatozoides, los gametos que fertilizan el Ă³vulo femenino, aunque este no es el caso de los machos que se han sometido al procedimiento de esterilizaciĂ³n mĂ¡s comĂºn, la vasectomĂ­a.

AdemĂ¡s de proporcionar un medio a travĂ©s del cual los espermatozoides pueden «nadar», el semen tambiĂ©n contiene fructosa, un azĂºcar que nutre los espermatozoides, asĂ­ como secreciones alcalinas que ayudan a neutralizar el ambiente normalmente Ă¡cido de la vagina.

Las hembras nacen con todos los Ă³vulos que alguna vez tendrĂ¡n, pero los machos producen continuamente gametos desde la pubertad en adelante, y la eyaculaciĂ³n masculina sana promedio de aproximadamente cinco mililitros contiene aproximadamente 300 millones de espermatozoides.

Por quĂ© se producen cantidades tan grandes cuando solo un espermatozoide puede fertilizar un Ă³vulo es un poco complicado, pero una explicaciĂ³n puede ser que la competencia entre los espermatozoides ayuda a seleccionar el mĂ¡s apto.

7. Saliva

La saliva es secretada por las glĂ¡ndulas salivales en y alrededor de la boca. El adulto promedio produce alrededor de un litro de saliva por dĂ­a, con secreciĂ³n mĂ¡xima en las comidas. Al igual que el moco, la saliva contiene enzimas antibacterianas y anticuerpos, asĂ­ como el moco mismo. 

La saliva ayuda a humedecer los alimentos, lo cual es importante para lubricar la masticaciĂ³n y la degluciĂ³n. TambiĂ©n mejora el sabor, porque si los quĂ­micos en los alimentos no estuvieran en un medio lĂ­quido, no podrĂ­an ser detectados por los receptores del sabor.

Algunas de las enzimas en la saliva tambiĂ©n comienzan a descomponer sustancias en los alimentos, como los almidones, que se descomponen por la amilasa. Debido a que tales enzimas generalmente se neutralizan en segundos despuĂ©s de alcanzar las secreciones altamente Ă¡cidas en el estĂ³mago, probablemente funcionen principalmente para descomponer las partĂ­culas de comida atrapadas entre los dientes, ayudando a prevenir las caries.

Los pacientes que carecen de suficiente saliva tienen tasas mucho mĂ¡s altas de caries y enfermedad de las encĂ­as.

8. Sudor

El sudor, como la saliva, se compone casi en su totalidad de agua, aunque tambiĂ©n contiene minerales que explican su sabor salado. La producciĂ³n de sudor puede variar ampliamente entre una dĂ©cima parte de un litro y ocho litros por dĂ­a, y durante el ejercicio intenso, un adulto puede producir dos litros por hora o mĂ¡s. 

Los tres millones de glĂ¡ndulas sudorĂ­paras del cuerpo vienen en dos tipos. Las glĂ¡ndulas ecrinas se encuentran en todo el cuerpo, con la mayor densidad en palmas y almas. Las glĂ¡ndulas apocrinas se encuentran mĂ¡s prominentemente en las axilas.

El papel mĂ¡s importante del sudor es la termorregulaciĂ³n, que ayuda a enfriar el cuerpo cuando comienza a sobrecalentarse. En comparaciĂ³n, los perros, que carecen de glĂ¡ndulas sudorĂ­paras, deben jadear para disipar el calor por evaporaciĂ³n. El cerebro estimula la sudoraciĂ³n a travĂ©s de los nervios, y la tasa aumenta en respuesta no solo al calor sino tambiĂ©n a los estados emocionales. A diferencia del sudor a base de calor, el tipo emocional se asocia con la transpiraciĂ³n solo en las palmas, las plantas y las axilas.

9. lĂ¡grimas

Las glĂ¡ndulas lagrimales producen lĂ¡grimas por encima y lateralmente al ojo, y se extienden sobre la superficie del ojo parpadeando. Se drenan en la cavidad nasal, lo que explica por quĂ© las personas a menudo tienen secreciĂ³n nasal cuando lloran. 

Las lĂ¡grimas cumplen tres funciones: lubricar el ojo, eliminar irritantes como el humo (y una sustancia quĂ­mica productora de Ă¡cido sulfĂºrico de las cebollas cortadas) y en asociaciĂ³n con estados emocionales como el dolor y la alegrĂ­a.

El sĂ­ndrome del ojo seco, la enfermedad ocular mĂ¡s comĂºn, afecta a un tercio de las personas mayores, aunque puede ocurrir en cualquier momento de la vida. La causa mĂ¡s comĂºn es la disminuciĂ³n de la producciĂ³n de lĂ¡grimas, que en la mayorĂ­a de los pacientes ocurre sin razĂ³n conocida, aunque estĂ¡ asociada con una variedad de enfermedades y medicamentos. El tratamiento mĂ¡s comĂºn implica, naturalmente, el uso de gotas para los ojos.

10. orina

El adulto promedio produce alrededor de 1,5 litros de orina por día. Producida por los riñones y almacenada por la vejiga, la orina contiene muchas sustancias que deben eliminarse del cuerpo para mantener un estado de salud. 

Estos incluyen los productos de descomposiciĂ³n del metabolismo de las proteĂ­nas, que se volverĂ­an tĂ³xicos si se les permitiera acumularse en la sangre. La orina tambiĂ©n sirve como el medio principal para eliminar el exceso de sal y agua del cuerpo.

Un procedimiento de diagnĂ³stico comĂºn en medicina es el anĂ¡lisis de orina. Encontrar glucosa en la orina podrĂ­a indicar que un paciente padece diabetes mellitus, una enfermedad que recibiĂ³ su nombre en parte por el hecho de que la orina de los pacientes diabĂ©ticos tiene un sabor dulce. 

Del mismo modo, encontrar bacterias sugiere que el paciente sufre una infecciĂ³n del tracto urinario. Curiosamente, la mayor parte del lĂ­quido amniĂ³tico que amortigua al feto en el Ăºtero estĂ¡ compuesto de orina producida por los riñones del feto.

11. VĂ³mito

El vĂ³mito difiere de los otros fluidos corporales discutidos aquĂ­ porque no se produce en circunstancias cotidianas. Todos vomitan en algĂºn momento de su vida en respuesta a uno de varios tipos de estĂ­mulos. El centro de equilibrio del oĂ­do interno puede provocar vĂ³mitos, como en el mareo. Otra causa es la irritaciĂ³n del tracto gastrointestinal por infecciones y venenos.

En algunos casos, el vĂ³mito purga el cuerpo de toxinas, pero en otros casos, el vĂ³mito contiene solo alimentos. En cualquier caso, el lĂ­quido suele ser muy Ă¡cido, debido a los Ă¡cidos que normalmente secreta el estĂ³mago. 

En las personas que vomitan con frecuencia, como los pacientes con bulimia, este Ă¡cido puede erosionar la superficie de los dientes y causar cambios peligrosos en el equilibrio del pH de la sangre. La presencia de sangre en el vĂ³mito generalmente es un signo de sangrado del esĂ³fago o el estĂ³mago.

Esta lista de fluidos corporales solo rasca la superficie. Por cada lĂ­quido que es regularmente visible para el ojo, hay otro que, al menos en salud, vemos con poca frecuencia. Estos incluyen lĂ­quido amniĂ³tico, lĂ­quido cefalorraquĂ­deo y los fluidos que lubrican la superficie del corazĂ³n y los pulmones, los Ă³rganos abdominales y las articulaciones, entre muchos otros. Conocer mejor estos fluidos es obtener una visiĂ³n profunda de la biologĂ­a del cuerpo humano tanto en salud como en enfermedad.

Autor: Richard Gunderman.
Profesor Canciller de Medicina, Artes Liberales y Filantropía, Universidad de Indiana. Este artículo se vuelve a publicar de The Conversation bajo una licencia Creative Commons.

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