Hace casi 130 años, el explorador italiano Elio Modigliani llegó a un museo de historia natural en Génova con un lagarto que, según los informes, había recogido de los bosques de Indonesia.
Basado en el espécimen de Modigliani, el sorprendente lagarto, notable por un cuerno que sobresale de su nariz, obtuvo su descripción y nombre taxonómico oficial, Harpesaurus modiglianii, en 1933. Pero hasta ahora no se registraron registros de nadie que encontrara otro lagarto similar.
En junio de 2018, Chairunas Adha Putra, un biólogo de vida silvestre independiente que realiza un estudio de aves en una región montañosa que rodea el lago Toba en el norte de Sumatra en Indonesia, llamó al herpetólogo Thasun Amarasinghe.
Cerca del lago, que llena la caldera de un supervolcán, Putra había encontrado “un lagarto muerto con características morfológicas interesantes, pero no estaba seguro de qué era”, dice Amarasinghe, quien luego le pidió al biólogo que enviara el espécimen a Yakarta.
Amarasinghe solo echó un vistazo al cuerno de la nariz del lagarto para sospechar que sostenía el lagarto de Modigliani. “Es la única especie de lagarto con cuernos nasales que se encuentra en el norte de Sumatra”, dice.
Con el objetivo de corroborar su hallazgo, Putra viajó de vuelta para observar si en los alrededores del lago de Toba podría haber una población de lagartos vivos. Después de cinco días, logró capturar fotografías de un espécimen con vida.
De igual forma, midió la longitud de la cabeza y la nariz y tomó notas con relación a su comportamiento para comparar, junto a un grupo de expertos, los datos recolectados con los registros de la lagartija descrita en 1933.
La investigación, publicada en la revista de biodiversidad ‘Taprobanica’ el pasado mes de mayo, un medio enfocado en el estudio de la fauna y la flora del continente asiático, concluyó que ambos lagartos eran ‘lagartijas unicornio’.
Según el artículo científico, este tipo de reptiles pertenece a la familia de los lagartos agamidae, sus colores naturales son el verde y el amarillo, suelen vivir en los árboles y su comportamiento de camuflaje es similar al de los camaleones de las montañas africanas.
En esa misma línea, se explica que en la mitología popular de los pueblos indígenas de la zona, este espécimen tiene un valor simbólico y, al vivir en áreas pequeñas, se dificulta su estudio.

Como pasaba con la lagartija de Modigliani, hay otras 30 especies de reptiles de la familia de los agamidae que nunca se han vuelto a ver desde que se describieron por primera vez, y 19 especies de las que se conoce un solo espécimen.
De acuerdo con la herpetóloga de la Universidad de Tel Aviv (Israel), Shai Meri, que conversó con ‘Science News’, el descubrimiento ofrece un rayo de esperanza para la conservación de este lagarto, ya que, “antes de que el reptil reapareciera, nadie sabía dónde vivía exactamente o si ya se había extinguido”.
Los autores se muestran preocupados por su futuro, porque los bosques donde encontraron el ejemplar vivo están amenazados por una intensa tala de árboles y la presencia de maquinaria pesada.
Las autoridades que gestionan las tierras estiman que se debería “pensar en proteger el hábitat de H. modiglianii y otros raros taxones de montaña y aplicar rigurosamente las leyes existentes, especialmente las relacionadas con la tala”.
Mayor información: Chairunas A. Putra, A.A. Thasun Amarasinghe, Desy Hikmatullah, et al. «Rediscovery of modigliani’s nose-horned lizard, harpesaurus modiglianii vinciguerra, 1933 (reptilia: agamidae) after 129 years without any observation». May Taprobanica, Published: May 2020.