China ha confirmado que una paciente infectada con el coronavirus fue dada de alta del hospital. Se trata del primer caso curado de neumonía vinculada al nuevo coronavirus 2019-nCoV desde el brote.
La Comisión Municipal de Salud y Salud de Shanghai anunció el 24 de enero: Chen, el primer caso de neumonía en Shanghai con un nuevo tipo de infección por coronavirus, fue científicamente guiado por el equipo de expertos a nivel de la ciudad después de la admisión, y el personal médico diagnosticó y trató cuidadosamente.
La condición mejoró gradualmente y la temperatura corporal fue normal. A los 6 días, los síntomas respiratorios mejoraron significativamente y las imágenes pulmonares mostraron una absorción significativa de la inflamación.
Dos nuevas pruebas de ácido nucleico de coronavirus fueron negativas. Según lo evaluado por el grupo de expertos de Shanghai, los nuevos casos confirmados de neumonía infectada por coronavirus se liberaron del aislamiento. Y los estándares de descarga han sido curados.
La paciente era una mujer de 56 años y vivió en Wuhan durante mucho tiempo. El 10 de enero, desarrolló fiebre y fatiga en el área local, llegó a Shanghai el 12 de enero y fue atendido en un hospital en Shanghai la noche del 15 de enero.
La revisión, las pruebas y las evaluaciones de expertos organizadas por la Comisión Nacional de Salud confirmaron que era el primer caso confirmado de neumonía en Shanghai con una nueva infección por coronavirus, según el periódico estatal Beijing Daily.
El nuevo virus ya se ha cobrado la vida de 26 personas y ha dejado cientos de contagios. Mientras tanto, el número de ciudades cerradas por las autoridades de China debido al brote ha crecido este viernes a 13.
De esta manera, más de 40 millones de personas permanecerán así confinadas en sus localidades en un intento de limitar la propagación del brote del peligroso coronavirus.
Un equipo del Instituto de Farmacología y Toxicología de Pekín está trabajando en la búsqueda de terapias que actúen bloqueando el receptor de las células humanas al que se une el virus.
Una reciente comparación entre los genomas del virus del SRAS y del nuevo virus de China encontró que ambos patógenos se unen al mismo receptor. El equipo espera reactivar los esfuerzos por desarrollar tratamientos para el SRAS y tratar de adaptarlos para producir un medicamento eficaz que actúe contra el virus más reciente.
Qué podemos aprender a partir de su genoma
La secuenciación genética del coronavirus de Wuhan ofrece pistas sobre su origen y propagación. Los laboratorios de China y Tailandia han secuenciado los genomas de al menos 19 cepas halladas en personas infectadas y los han hecho públicos.
Eso es «bastante impresionante, dado que empezaron a trabajar en ello hace dos semanas», valora Trevor Bedford, genetista evolutivo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, que analiza las secuencias a medida que van apareciendo. «Los investigadores son tremendamente rápidos y están haciendo una labor excelente al compartir los datos», agradece Bedford.
Bedford señala que lo más llamativo de los genomas es lo similares que son entre sí. «Hay muy poca diversidad. Esperaba ver más diferencias, y creo que no era el único.» La falta de diversidad genética apunta a que el antepasado común de las distintas cepas humanas surgió en noviembre o diciembre y se ha propagado rápidamente, sin sufrir demasiadas mutaciones.
Las que ha adquirido tienden a ser distintas para cada secuencia del virus. Sin embargo, continúa Bedford, los genomas aún no indican si la rápida expansión del virus ocurrió en los seres humanos o en un reservorio animal. El genetista evolutivo Andrew Rambaut, de la Universidad de Edimburgo, publicó recientemente un análisis que arrojaba conclusiones similares.
Según Bedford, examinar más secuencias genéticas del virus quizá permita averiguar si la mayoría de los casos se deben al contagio repetido desde animales a personas (con escasa transmisión entre los seres humanos) o si, por el contrario, el virus se propagó primero a un pequeño número de personas y los nuevos casos responden a una transmisión secundaria entre humanos.
«Creo que ahora mismo ese es el gran objetivo epidemiológico que perseguimos todos», asegura. La información genética del animal o animales que contagiaron el virus al ser humano también ayudaría a determinar el alcance de la transmisión entre personas, añade Bedford.
Los genomas, prosigue, también podrían servir para identificar cualquier cambio genético que pudiera haber ayudado al virus a dar el salto desde los animales al ser humano.
Y si el brote se prolonga debido a una elevada transmisión entre personas, Bedford y otros genetistas buscarán indicios de otras mutaciones que pudieran permitir que el virus se propague de forma más eficaz en nuestra especie.
Bedford advierte que estas conclusiones son preliminares, porque aún disponemos de muy pocos datos. «Añadir algunas muestras clave podría cambiar el panorama considerablemente», concluye.