Este problema, que afecta a entre el 20 % y el 80 % de las mujeres en edad reproductiva, merma su calidad de vida y está infratratado en muchas de ellas.
En términos médicos la menstruación dolorosa se conoce como dismenorrea, y suele aparecer en la adolescencia y final de vida reproductiva.
No se trata solamente de un dolor puntual y localizado en la zona abdominal, puede provocar también sangrado abundante, nauseas o vómitos, mareos, dolor de cabeza y diarrea, que en cualquier otro escenario provocaría una baja médica.
¿Qué se entiende por una regla dolorosa?
María Teulón González, jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Fuenlabrada, lo explica: “Es aquella que influye en la calidad de vida de una mujer y no se soluciona con un tratamiento médico sencillo”.
“La dismenorrea es la causa más frecuente de dolor pélvico en la mujer”, comenta Josep Estadella Tarriol, del servicio de ginecología del Hospital Sant Pau y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
“La prevalencia exacta puede variar en función de cómo se evalúa, aunque se estima que, como mínimo, podría afectar a un 20 % de las mujeres en edad fértil”.
Eso sí, hay estudios que llegan a reportar porcentajes muy superiores, con valores que podría llegar al 80 % de las mujeres que menstrúan.
“Es un problema de salud infradiagnosticado e infratratado en un porcentaje importante de ellas”, añade Teulón, que también es profesora de la Universidad Rey Juan Carlos.
Causas detrás de este trastorno
Para definir qué es lo que genera esta menstruación dolorosa, podemos clasificarla en dismenorrea primaria o secundaria.
La secundaria suele ser producida por patologías reconocibles como endometriosis, miomas uterinos o enfermedad inflamatoria pélvica, en la dismenorrea primaria no encontramos ningún trastorno subyacente, afirma Estadella.
La dismenorrea primaria es una de las principales causas de dolor pélvico entre las mujeres. Es un dolor de regla que no tiene una causa definida, es decir, que no está asociado a una enfermedad.
Su aparición está asociada al inicio del sangrado, es de corta duración (entre 2 y 3 días) y la intensidad del dolor no suele ser limitante.
En su origen participa un aumento de sustancias proinflamatorias, en particular ciertas prostaglandinas que causan contracciones uterinas (calambres) y dolor abdominal, entre otros efectos.
La dismenorrea secundaria suele ser producida por patologías reconocibles como endometriosis, miomas uterinos o enfermedad inflamatoria pélvica.
Por tanto, es muy importante poder distinguir entre ambos tipos, para identificar si existe alguna enfermedad que genera este dolor y aplicar un tratamiento adecuado.
Se calcula que hasta un 15 % de pacientes que tienen dolor menstrual o dismenorrea pueden llegar a tener síntomas tan intensos que les obliguen a ausentarse de su centro educativo o laboral o acudir a ambos en unas condiciones donde no pueden tener el mismo rendimiento.
Qué hacer para aliviar este dolor
Para aplacar el malestar, existen diferentes opciones, desde un tratamiento analgésico para disminuir el nivel de dolor, terapias dirigidas a disminuir la producción de estos prostanoides que se secretan en exceso, a métodos hormonales para bloquear la ovulación (y, por tanto, parar el incremento de dichas sustancias que se producen a consecuencia de la regla).
El tratamiento habitual de la dismenorrea se basa en el empleo de antiinflamatorios no esteroideos (como ibuprofeno), paracetamol y anticonceptivos orales.
El calor local y ejercicio físico ligero podrían contribuir también a la mejoría temprana del dolor. No obstante, por el momento el papel de terapias alternativas (acupuntura) o introducción de cambios en la dieta no ha conseguido demostrar mejora.
Según Estadella, “lo importante en todos los casos sería plantear las opciones posibles de tratamiento para cada paciente y llegar a decisiones consensuadas sobre cuál es la mejor opción y la que se adapta mejor a su situación personal”.
Cuándo acudir a un especialista
El abordaje de la dismenorrea habitual puede realizarse en el ámbito del médico de cabecera, que puede recetar cualquiera de los tratamientos habituales.
Se debe acudir al especialista cuando el procedimiento habitual no resuelve el problema o la afectación de la calidad de vida de las pacientes es importante.
Baja laboral con informes médicos
Los expertos opinan que el tema de la baja es igual que para cualquier otra enfermedad. “Se debe ofrecer la posibilidad de un tiempo de reposo en casos de un malestar intenso que no permita hacer las actividades diarias.
Y, más importante, no minimizarlo solo porque sea una condición menstrual. Debemos brindar una óptima atención, con un buen diagnóstico y tratamiento, como en cualquier otra patología, expone Estadella.
Fuente: Este artículo se vuelve a publicar de Agencia SINC, bajo una licencia Creative Commons.