Los científicos están creando un útero artificial para mejorar la atención a los bebés extremadamente prematuros, y los ensayos preclínicos sugieren que la primera incubación acuática imita al entorno natural.
En la actualidad, los bebés prematuros de apenas medio kilo de peso están conectados a ventiladores y otras máquinas invasivas dentro de las incubadoras.
El Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP) busca una solución más eficaz, para dar a los bebés más prematuros un entorno similar al del útero, tratándolos más como fetos que como recién nacidos, con la esperanza de que tengan más posibilidades de sobrevivir.
Para ello, los investigadores crearon un útero artificial para simular el entorno natural de la madre, y lo unieron a una placenta mecánica que mantiene la sangre oxigenada.
El innovador sistema utiliza un contenedor único lleno de líquido unido a máquinas diseñadas a medida que proporcionan apoyo fisiológico.
En el presente estudio, los investigadores describen la evolución de su sistema a lo largo de tres años, a través de una serie de cuatro prototipos, empezando por un tanque incubador de cristal, y progresando hasta el dispositivo actual.
Los ocho corderos prematuros probados en el prototipo más reciente eran fisiológicamente equivalentes a un bebé humano de 23 o 24 semanas de gestación.
El sistema actual imita al máximo la vida en el útero, basándose en los conocimientos de anteriores investigaciones neonatales.
No hay una bomba externa para impulsar la circulación, porque incluso una presión artificial suave puede sobrecargar fatalmente un corazón poco desarrollado, y no hay un ventilador, porque los pulmones inmaduros aún no están preparados para hacer su trabajo de respirar el oxígeno atmosférico.
En su lugar, el corazón del bebé bombea sangre a través del cordón umbilical al oxigenador externo de baja resistencia del sistema, que sustituye a la placenta de la madre en el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
Además, el líquido amniótico, producido en el laboratorio, entra y sale de la bolsa. “Los pulmones del feto están diseñados para funcionar en un líquido, y aquí simulamos ese entorno, lo que permite que los pulmones y otros órganos se desarrollen, al tiempo que se suministran nutrientes y factores de crecimiento”, señalan los investigadores.
El entorno estéril y sellado del interior del sistema está aislado de las variaciones de temperatura, presión y luz, y especialmente de las infecciones peligrosas.
Investigadores anteriores han estudiado versiones de una placenta artificial en modelos animales, pero los sistemas sin bomba han alcanzado una duración máxima de 60 horas, y los animales han sufrido daños cerebrales.
En cambio, el nuevo sistema ha funcionado hasta 670 horas (28 días) con algunos animales, que permanecieron sanos.
Los corderos mostraron una respiración y deglución normales, abrieron los ojos, les creció la lana, se volvieron más activos y tuvieron un crecimiento, una función neurológica y una maduración de órganos normales.
Los científicos seguirán evaluando y perfeccionando el sistema, y reducirán su tamaño para los bebés humanos, que tienen un tercio del tamaño de los corderos utilizados en el estudio actual.
Los científicos prevén que dentro de una década los bebés extremadamente prematuros seguirán desarrollándose en cámaras llenas de líquido amniótico, en lugar de permanecer en incubadoras, conectados a respiradores.
Desde que este estudio se hizo público, la tecnología de los úteros artificiales ha evolucionado. Muchos científicos están trabajando en el desarrollo de vientres artificiales que puede gestar hasta fetos humanos con niñeras artificiales.
Referencia: Emily A. Partridge, Marcus G. Davey, Matthew A. Hornick, et al. «An extra-uterine system to physiologically support the extreme premature lamb». Nature Communications, 25 April 2017.