Japón está financiando a un equipo de científicos que planea hacer crecer embriones de animales a los que se han insertado células humanas, por primera vez desde que el procedimiento fue legalizado en marzo. El ministerio de ciencia ha abierto efectivamente la puerta a la creación de órganos humanos para trasplantes en los cuerpos de ratas y ratones.
Un comité del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, el 24 de julio, aprobó una solicitud de investigadores de la Universidad de Tokio para realizar un estudio para crear páncreas humanos en roedores mediante el uso de células madre pluripotentes inducidas por humanos (iPS).
“Finalmente, estamos en condiciones de comenzar estudios serios en este campo después de 10 años de preparación”, dijo Hiromitsu Nakauchi, uno de los investigadores.
“No esperamos crear órganos humanos de inmediato, pero esto nos permite avanzar en nuestra investigación basada en los conocimientos adquiridos hasta este punto”, dijo Nakauchi, quien es un profesor especialmente designado en el Instituto de Ciencias Médicas de la universidad de Tokio.
En el estudio, los investigadores crearán huevos fertilizados de ratas y ratones que no tienen la capacidad de producir páncreas manipulando genes. Luego colocarán células iPS humanas en esos óvulos fertilizados, creando “embriones animal-humanos”.
Después de eso, trasplantarán los embriones en el útero de ratas o ratones. Los páncreas resultantes de las células iPS humanas crecerán en los cuerpos de los roedores lactantes.
Los investigadores pasarán hasta dos años monitoreando los desarrollos después del nacimiento de los roedores. En el estudio, los investigadores examinarán los cerebros de los embriones de roedores después de que alcancen una cierta etapa de desarrollo.
Si detectan que las células humanas exceden más del 30 por ciento de los cerebros de los embriones de roedores, suspenderán el experimento. Los investigadores también planean estudios similares para crear hígados y riñones humanos.
Dichos estudios ofrecen la posibilidad de un futuro en el que los órganos humanos se puedan cultivar en cerdos y ovejas, resolviendo así una escasez crónica de dichos órganos para el trasplante.
Anteriormente, el gobierno prohibió tales estudios por preocupación de que podría conducir al nacimiento de criaturas que involucren una mezcla de genes animales y humanos. Pero el gobierno revirtió su posición y revisó sus directrices en marzo luego de consultas con expertos que comenzaron en 2012.
Las discusiones cubrieron una amplia gama de temas, como los objetivos de investigación y los tipos de animales que se utilizarán en los estudios. El gobierno también consideró cuestiones sociales y éticas y buscó la opinión de eruditos religiosos para evaluar cuestiones éticas y morales.
Las nuevas directrices permiten tales estudios con la condición previa de que los investigadores tomen las medidas adecuadas para evitar el nacimiento de una criatura ambigua que podría ser parte humana. Nakauchi se burló de tal posibilidad, diciendo que estaba en el ámbito de un escenario de ciencia ficción.
“El número de células humanas que crecen en los cuerpos de las ovejas es extremadamente pequeño, como una en miles o una en decenas de miles”, dijo Nakauchi, quien realizó estudios para colocar células iPS humanas en los óvulos fertilizados de ovejas y trasplantó los embriones en los úteros de las ovejas en la Universidad de Stanford en California.
“A ese nivel, un animal con rostro humano nunca nacerá”, dijo Nakauchi. Sin embargo, algunos investigadores aún albergan preocupaciones profundamente arraigadas sobre la forma en que se dirigen los avances médicos.
Jiro Nudeshima, un especialista en ciencias de la vida que codirige un grupo cívico centrado en las preocupaciones éticas planteadas por la investigación en ciencias de la vida, expresó serias dudas sobre la validez de la investigación.
“Si el objetivo de tales estudios es descubrir una aplicación terapéutica para humanos, es improbable que los experimentos con ratas y ratones produzcan un resultado útil porque el tamaño del órgano no será suficiente y el resultado estará muy lejos de los humanos anatómicamente”, Dijo Nudeshima.
Problemas éticos.
A pesar de la afirmación de Nakauchi de que la modificación genética hará a los embriones “mandar las células [iPS] solo al páncreas”, una parte de la comunidad científica se preocupa ante la posible proliferación de células humanas en otros tejidos entre ellos, los del cerebro de los roedores.
“Existe el riesgo de que cierta parte del cuerpo se convierta inesperadamente en quimera, una condición en la que existen en un cuerpo células heterólogas [procedentes de otra especie], mezclándose las células humanas en los cerebros o células reproductivas de ratas y ratones”, dijo a The Asahi Shimbun el biólogo Jiro Nudeshima.
Por su parte, el equipo se propone observar los animales durante dos años y asegura que cerrará el experimento si la proporción de células humanas entre sus neuronas llegara a superar el 30%.