Fingir una sonrisa para los clientes trae consecuencias desastrosas para tu salud.

Los personas que trabajan expuestos al público tienen una propensión mayor a buscar en la bebida consuelo después de varias horas teniendo que fingir una alegría que no sienten y ocultar sus verdaderos sentimientos. En este colectivo abundan los enfermeros, maestros y dependientes de supermercados, que después de finalizar sus turnos tratan de aliviar su tensión con alcohol.

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de entrevistas telefónicas con 1.592 trabajadores estadounidenses. Los datos provinieron de una encuesta más grande financiada por los Institutos Nacionales de la Salud, llamada Encuesta Nacional de Estrés y Salud en el Trabajo, que incluyó a casi 3,000 participantes que eran representativos de la población activa de los EE. UU.

Los datos incluían información sobre la frecuencia con la que los participantes fingían o suprimían las emociones, también llamada “actuación superficial”, así como la frecuencia y la cantidad que los participantes bebían después del trabajo. Los investigadores también midieron qué tan impulsivos son los participantes y cuánta autonomía sienten que tienen en el trabajo.

Los investigadores descubrieron que, en general, los empleados que interactuaban con el público bebían más después del trabajo que los que no lo hacían. Además, la actuación en la superficie también se relacionó con el consumo de alcohol después del trabajo, y esa conexión fue más fuerte o más débil según el autocontrol del rasgo de la persona y el grado de autocontrol del trabajo.

La psicóloga Alicia Grandey, profesora en Penn State, cree que, ante estas conclusiones, los directivos deberían reconsiderar la obligación de reír impuesta en muchas ocasiones a sus trabajadores. “Fingir y suprimir las emociones con los clientes aboca a la necesidad de beber más que el propio estrés del trabajo o sus emociones negativas”, dice.

Los investigadores encontraron que este vínculo entre el imperativo de agradar a la gente a través de su gesto facial y el consumo de alcohol es aún más fuerte en personas altamente impulsivas que se dedican a puestos que exigen interacción continua con la gente, pero sin ser visibles, como los operadores telefónicos o los servicios de atención al cliente virtual.

Suelen ser, de acuerdo con este estudio, personas jóvenes con un nivel de formación muy básico. “Si eres impulsivo o te dicen constantemente cómo hacer tu trabajo, puede ser más difícil controlar tus emociones durante el día. De manera que, cuando llegas a casa, no tienes ese autocontrol para frenar una vez que empiezas a beber”, explica Grandey.

Fuente: Penn State y la Universidad de Buffalo.

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