Las facultades de aprendizaje y memorización suelen asociarse con la existencia de un cerebro. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que algunos animales sin cerebro también pueden aprender y adaptar su comportamiento en función de experiencias pasadas.
¿Cómo es esto posible? En este artículo, exploraremos la capacidad de aprendizaje en animales sin cerebro, centrándonos en un estudio reciente realizado en la anémona de mar estrellada (Nematostella vectensis).
Aprendizaje en anémonas
Un estudio dirigido por el profesor Simon Sprecher de la Universidad de Friburgo demostró que las anémonas de mar estrelladas, a pesar de no tener cerebro, pueden aprender y adaptar su comportamiento a través del aprendizaje asociativo.
El equipo utilizó un enfoque de condicionamiento clásico, emparejando la luz como el estímulo condicionado con una descarga eléctrica como el estímulo incondicionado.
Después de un entrenamiento repetitivo, las anémonas mostraron una respuesta condicionada a la luz por sí sola, lo que indica que habían aprendido la asociación.
Resultados significativos
Este descubrimiento desafía la suposición común de que solo los animales con cerebro son capaces de aprender y memorizar.
También plantea preguntas fundamentales sobre el origen y la evolución de la cognición en animales sin un sistema nervioso centralizado.
Los resultados abren nuevas vías de investigación sobre el proceso de aprendizaje en animales con sistemas nerviosos simples y el surgimiento evolutivo de las habilidades de aprendizaje.
Hipótesis de investigación
¿Cómo pueden aprender los animales sin cerebro? La hipótesis de los investigadores es que ciertas sinapsis se refuerzan en estos animales, al igual que en los animales con cerebro.
La pregunta que surge es si existe algún tipo de centro nervioso o si hay áreas dedicadas principalmente a organizar el proceso de aprendizaje.
Además, ¿cómo se comunican los neurotransmisores entre sí? Estas son algunas de las preguntas planteadas por el estudio y que el equipo de investigación espera explorar en el futuro.
Implicaciones evolutivas
Estos hallazgos también plantean la cuestión de cuándo y cómo surgió la capacidad de aprender en la evolución.
Los primeros antepasados de todos los animales que poseen un cerebro vivieron hace unos 560 millones de años, y aquellos con un sistema nervioso aparecieron entre 100 y 150 millones de años antes.
¿Es posible que los animales capaces de aprender hayan existido desde hace mucho más tiempo de lo que se pensaba? Esta es una pregunta interesante que merece ser investigada.
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En resumen, el presente estudio ha demostrado que algunos animales sin cerebro, como la anémona de mar estrellada, pueden aprender y adaptar su comportamiento en función de experiencias pasadas.
Estos descubrimientos desafían las suposiciones comunes sobre el aprendizaje y la memorización y abren nuevas áreas de investigación en la evolución de la cognición y el aprendizaje en animales con sistemas nerviosos simples.
Referencias
- Botton-Amiot, Gaelle, Pedro Martinez, and Simon G. Sprecher. “Associative learning in the cnidarian Nematostella vectensis.” Proceedings of the National Academy of Sciences, 20 March 2023.
- Dupre, Christophe, and Rafael Yuste. “Non-overlapping neural networks in Hydra vulgaris.” Current Biology, 30 March 2017.