Las lesiones de la mucosa oral, y más concretamente las denominadas aftas bucales, si bien resultan sumamente molestas para el paciente, suelen ser de carácter benigno y en la mayoría de los casos no presentan complicaciones clínicas relevantes.
Las aftas bucales, conocidas coloquialmente como llagas de la boca, pueden aparecer tanto como lesiones únicas, aisladas temporal y físicamente, o como lesiones múltiples de pequeño tamaño que pueden llegar a confluir dando lugar a una llaga de mayor tamaño y bordes irregulares.
Presentan localización superficial y aparecen en la mucosa bucal móvil: superficie interna de las mejillas y labios, bordes y dorso de la lengua, paladar blando y base de las encías.
Impactan negativamente sobre la calidad de vida del paciente por el alto grado de dolor y disconfort que generan en el desarrollo normal de la actividad cotidiana (hablar, comer, beber o bostezar).
Las lesiones aftosas son redondeadas u ovales, con bordes bien definidos y elevados en forma de cráter, localizadas sobre una base inflamatorio-eritematosa.
La exudación de fibrina en la zona lesionada es la responsable del color blancogrisáceo o amarillento característico del área central del afta.
Su evolución es centrífuga, lo que implica que la úlcera aumenta de tamaño hasta alcanzar un diámetro máximo en un plazo variable de 24 horas a una semana.
Remiten normalmente a los 7 – 14 días de evolución, de forma espontánea y sin dejar cicatrices, excepto si la lesión o lesiones son resultantes de un proceso crónico o se ha producido una sobreinfección de la lesión original.
¿Por qué se producen?
Su causa es desconocida, aunque se considera que pueda estar relacionado con una reacción inmunológica frente a las bacterias comunes del microbiota bucal, alteraciones digestivas, falta de vitaminas, stress, cambios hormonales y alergias alimentarias.
Otras hipótesis justifican la aparición de aftas con la existencia de vasculitis inducidas por inmunocomplejos circulantes y las reacciones derivadas de ello y otras al desequilibrio en los subtipos de linfocitos T4/T8 y/o la destrucción celular de la mucosa por parte de citoquinas linfocitarias.
En el caso de las aftas de origen traumático, suelen derivarse de una herida en la mucosa bucal causada por el cepillo de dientes, prótesis dentales, mordeduras en la pared de la boca o la lengua, la ingestión de alimentos o bebidas muy calientes.
Tipos de aftas bucales.
Generalmente, las aftas se clasifican en tres tipos:
Aftas menores: presentan heridas con un tamaño menor a 1 cm, superficiales y poco numerosas. Tienen forma ovalada y un borde rojo. Se curan sin dejar cicatrices en una o dos semanas. Es el tipo más frecuente, representando el 80% de los casos.
Aftas mayores: heridas con un tamaño mayor a 1 cm y profundas. Representan entre un 10 a 15% de las aftas. A menudo, son redondas y tienen bordes definidos, aunque estos pueden ser irregulares cuando las aftas son demasiado grandes. Pueden ser extremadamente dolorosas y tardar en curarse hasta seis semanas, dejando importantes cicatrices.
Aftas herpetiformes: son poco frecuentes (5 a 10%) y suelen aparecer en personas de edad más avanzada, pero no se producen por la infección del virus del herpes simple. Son del tamaño de la cabeza de un alfiler (entre 1 y 2 mm) aunque se pueden unir y formar una gran úlcera. Tienen bordes irregulares y se curan sin dejar cicatrices en una o dos semanas.
¿A quiénes afectan?
Son frecuentes en la población general; de hecho, se estima que más de la mitad de la población ha padecido algún brote de aftas en algún momento de su vida, y se calcula que el 20% de las personas tiene aftas a menudo.
En los niños y jóvenes son la forma más común de úlceras orales, si bien se hacen menos frecuentes conforme avanza la edad.
¿Son graves?
La mayor parte de las aftas bucales son de carácter limitado. Si estas lesiones no curan en el término de dos semanas (7 a 10 días en el caso de un fumador), se repiten con demasiada frecuencia o no tienen un origen traumático, deberá acudir a su médico para que estudie si existe una enfermedad subyacente.
El diagnóstico se hará mediante un análisis de sangre y, en caso de ser necesario, le realizará una biopsia de la lesión.
¿Cuál es el tratamiento?
Normalmente no requieren ningún tratamiento. El único posible consiste en aliviar el dolor y reducir la inflamación.
Es recomendable evitar las comidas muy condimentadas y los alimentos de fuerte sabor ácido, como los cítricos, hasta que las úlceras se hayan curado.
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Yo sufro de la enfermedad de sutton y el medico me trato con talidomida, ya llevo mas de 10 años con el tratamiento
Agua de manzanilla con sal , buchadas cada 3 horas y te pasa en 2 días Máximo . Debe estar salada el Agua