Utilizando el genoma humano, los investigadores descubrieron que la vida máxima natural de los humanos es de 38 años, lo que coincide con las estimaciones antropológicas de la vida de los primeros humanos modernos.
A lo largo de los siglos, esta cifra se ha ampliado por los cambios en el estilo de vida y, más recientemente, por los avances de la medicina.
El descubrimiento ha revelado la duración de la vida de especies extinguidas como los mamuts lanudos y los neandertales.
También beneficia a la gestión de la pesca y la conservación, que hasta ahora se basaban en la observación de la duración de la vida de los animales en la naturaleza.
El Dr. Ben Mayne, becario postdoctoral de CSIRO, afirmó que comprender la duración de la vida es de vital importancia para la conservación, la bioseguridad y la gestión de la vida salvaje.
“Nuestro método para estimar la duración máxima de la vida natural se basa en el ADN. Si se conoce la secuencia del genoma de una especie, podemos estimar su esperanza de vida”, dijo el Dr. Mayne.
“Hasta ahora ha sido difícil estimar la vida útil de la mayoría de los animales salvajes, especialmente de las especies de mamíferos marinos y peces de larga vida”.
Para calibrar su método, los investigadores utilizaron genomas de animales con vidas conocidas procedentes de bases de datos públicas como NCBI Genomes y Animal Ageing and Longevity Database.
“Utilizando nuestro método, descubrimos que la vida máxima de la ballena de Groenlandia es de 268 años, es decir, 57 años más de lo que se pensaba”, dijo el Dr. Mayne.
“Descubrimos que los mamuts lanudos extintos vivían 60 años y que la tortuga gigante de la isla Pinta de las Galápagos, recientemente extinguida, vivía 120 años”.
Para estimar la vida del extinto mamut lanudo, los investigadores trabajaron con un genoma ensamblado a partir del genoma del elefante africano moderno, que vive 65 años.
El genoma de la tortuga gigante de la isla Pinta se conoce a partir del último miembro superviviente de la especie, el Solitario George.
Descubrieron que los neandertales y los denisovanos tenían una vida máxima de 37,8 años, similar a la de los humanos modernos que vivían en la misma época.
“Hay muchos genes relacionados con la duración de la vida, pero las diferencias en las secuencias de ADN de esos genes no parecen explicar las diferencias en la duración de la vida entre las distintas especies”, dijo el Dr. Mayne.
“En cambio, pensamos que la densidad de un tipo especial de cambio en el ADN, llamado metilación del ADN, determina la duración máxima de la vida natural en los vertebrados”.
“La metilación del ADN no cambia la secuencia de un gen, sino que ayuda a controlar si se activa y cuándo”.
“Utilizando las duraciones de vida conocidas de 252 especies de vertebrados diferentes, se pudo predecir con exactitud la duración de la vida a partir de la densidad de la metilación del ADN que se produce en 42 genes diferentes”.
“Es probable que estos genes sean buenos objetivos para estudiar el envejecimiento, que tiene una enorme importancia biomédica y ecológica”.
Referencia: Benjamin Mayne, Oliver Berry, Campbell Davies, et al. «A genomic predictor of lifespan in vertebrates». Scientific Reports, 12 December 2019. DOI: 10.1038/s41598-019-54447-w.