Junto con los perros, los gatos se han convertido en compañeros indiscutibles de los humanos: son inteligentes, sociables, y bastante efectivos para acabar con molestas pestes. Sin embargo, esta cualidad de ser formidables asesinos los ha llevado a convertirse en un problema para la vida salvaje en Australia.
Por eso, de acuerdo al New York Times, el gobierno australiano ha tomado la dura decisión de exterminarlos. “El objetivo es reducir el impacto de los depredadores salvajes y aumentar la capacidad de recuperación de nuestras especies nativas”, dicen; además porque los gatos también “dañan la productividad del sector agrícola de Australia”.
La situación no es nueva para las autoridades australianas: en 2015, el gobierno arrancó una campaña para financiar a cazadores con el objetivo de sacrificar a 2 millones de gatos entre 2015 y 2020.
Peligro para la vida local.
Los gatos llegaron por primera vez a Australia con la migración europea en algún momento del siglo XVII, y desde entonces su población se ha disparado. Aunque los primeros inmigrantes felinos fueron domésticos, una población cada vez más creciente se convirtió en salvaje y se vieron obligados a cazar para sobrevivir.
Después de comparar el impacto de los gatos ferales con el de los depredadores nativos en su ecosistema (principalmente con el quol tigre, un marsupial que se encarga de mantener el equilibrio en las especies hoy amenazadas por los gatos), una nueva investigación de la Universidad de Tasmania reveló que la situación es aún más grave de lo que se creía en el pasado.
El estudio demostró que los reptiles, pequeños mamíferos y aves de Australia tienen 20 veces más probabilidades de tener un encuentro mortal con gatos ferales que con otros depredadores nativos. No sólo eso: también demostró que los gatos cazan con mayor intensidad, están presentes en más ecosistemas y superan en número a cualquier depredador australiano.
Las estimaciones previas aseguran que los gatos ferales son culpables de la muerte de 2 mil millones de animales, están relacionados con la extinción de 25 especies de mamíferos y con el riesgo de desaparición de al menos otras 124 especies australianas.
Con el contexto anterior, el gobierno australiano se encuentra diseñando una nueva estrategia para reducir la población de gatos ferales, una medida polémica que ha despertado toda clase de reacciones en otras latitudes, especialmente en aquellas donde los gatos tienen un lugar especial como animales de compañía que ayudan a combatir plagas.
Críticas.
Como era de esperarse, el plan ha sido criticado. Diversos grupos han creado peticiones en línea para pedir la derogación de la ley y muchos extranjeros califican la decisión como violenta e innecesaria. Dentro de las personalidades que más ha condenado la iniciativa están la exactriz francesa Brigitte Bardot, y el cantante británico Morrisey.
Sin embargo, la oposición más sorprendente viene de algunos conservacionistas. Tim Doherty, un ecologista de la conservación de la Universidad Deakin en Australia, está de acuerdo en que los gatos salvajes tienen un “gran impacto” en las especies nativas de Australia, pero cree que la solución propuesta (exterminarlos) no está basada en evidencia.
“En el momento, cuando se estableció el objetivo en 2015, en realidad no sabíamos cuántos gatos salvajes había en Australia”, dijo, y agregó que algunas estimaciones en ese momento pusieron el número en 18 millones, lo que él llamó una sobreestimación. “Realmente no hay una manera confiable de estimar en todo un continente, y si va a establecer un objetivo, y si quiere que sea significativo, debe poder medir su progreso hacia él”, explica.
Otro problema es que simplemente matar a un gato no necesariamente salva vidas de aves o mamíferos, el gato debe haber estado viviendo en un área que ha amenazado a los animales, dijo. Al forzar y controlar el ecosistema sacando a los predadores sólo están interviniendo en la selección natural y debilitando a los animales autóctonos.
Los gatos no son la única especie invasora que ha llevado a la extinción a otros seres vivos. El hongo Batrachochytrium dendrobatidis, el principal agente causante de la quitridiomicosis, ha llevado a la a muerte de diversas especies de anfibios durante varias décadas. Causó la disminución 501 especies, y la posible extinción de al menos otras 90.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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Es hora de ir a cazar a unos australianos y usarlos como abono para las plantas