Los informes médicos que fueron publicados durante estas últimas semanas describen los efectos que causa la enfermedad en todo el cuerpo, muchos de ellos causados por coágulos. Cualquiera de las personas que padezca de una enfermedad grave tiene riesgos a desarrollar coágulos, pero parecen ser más vulnerables a todo esto los pacientes que se encuentran hospitalizados por el COVID-19.
Un estudio realizado en Francia y Países Bajos informan que entre el 20 y 30 por ciento de los pacientes que se encuentran en situación crítica por el COVID-19 presentan coágulos. Los científicos que han estudiado este fenómeno nos ofrecen pocas hipótesis que nos podrían explicar. Sin embargo, a medida que el número de fallecidos sigue en ascenso, también se esfuerzan en evaluar fármacos anticoagulantes.
Los coágulos sanguíneos constituyen el mecanismo de un organismo ayuda a detener las hemorragias. Algunos de los científicos afirman que este es una de las características de COVID-19, por lo que no es solo su presencia lo que mantiene confundido a los científicos sino también las formas en las que aparecen.
En un paciente que padezca del COVID-19. El tomar anticoagulantes no previene la formación de ellos coágulos, si hablamos de los jóvenes estos fallecen por accidentes cerebrovasculares las cuales son causadas por obstrucciones en los vasos sanguíneos del cerebro; mientras que en los hospitales los pacientes presentan niveles altos de un fragmento proteico, el cual es conocido como dímero D, que aparecen después de una dilución de un coagulo. Al parecer la incrementación de dímero D en la sangre podría prevenir los riesgos de mortalidad en los pacientes por el virus.
Por otro lado, los investigadores han examinado tejidos pulmonares y epidérmicos procedentes de personas con el COVID-19 y hallaron minúsculos coágulos en los capilares más finos; la presencia de estos coágulos es algo que no se debe encontrar en pacientes que acaban de recuperarse de la infección.
Esto podría explicar por qué la concentración de oxígenos en la sangre baja a niveles muy críticos, por eso la necesidad del uso de los respiradores mecánicos y en casos no siempre este soluciona el problema.
Es un doble impacto ya que la neumonía obstruye los alvéolos pulmonares con fluidos o pus, mientras que los coágulos reducen la circulación de la sangre oxigenada.
¿Por qué se forman los coágulos? Aun no hay una respuesta clara a este cuestionamiento, el ataque del SARS-CoV-2 a las células endoteliales las cuales recubren los vasos sanguíneos hecho que favorecería a la producción de proteínas y estas desencadenarían el proceso de coagulación esta constituiría una posibilidad.
Los científicos no solo se cuestionan del cómo se forman estos coágulos en los enfermos del COVID-19 sino también evalúan nuevas terapias que puedan prevenir su aparición o disolución. Los pacientes que se en encuentran en Unidad de Cuidados Intensivos solo los primeros en recibir anticoagulantes y estas presentan mejor pronóstico en comparación con aquellos que no recibieron este tipo de medicamento.
Los científicos esperan que estos y otros ensayos permitirán obtener datos que faciliten a los médicos la elección de los tratamientos adecuados, pero debemos recordar que la prioridad es no ocasionar daños al paciente.
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