Un grupo internacional de científicos ha descubierto un gen que actúa como interruptor maestro de la inflamación en el cuerpo humano. Se trata de ETS2, un gen que regula la actividad de los macrófagos, células que forman parte del sistema inmunológico.
Este importante hallazgo fue publicado en la reconocida revista científica Nature. Gracias a este descubrimiento, ahora es posible entender mejor cómo surgen algunas enfermedades autoinmunes. Además, abre la posibilidad de desarrollar nuevos tratamientos que podrían cambiar la vida de millones de personas.
Una región sin genes que oculta un gran secreto
Todo comenzó con una región del cromosoma 21 llamada chr21q22. Esta zona es lo que los científicos llaman un “desierto genético”. Es decir, no contiene genes que produzcan proteínas. Sin embargo, estudios previos habían detectado que esta región estaba relacionada con enfermedades inflamatorias como la colitis ulcerosa, la espondilitis anquilosante, la colangitis esclerosante primaria y la arteritis de Takayasu.
Por eso, el equipo decidió investigar qué ocurría exactamente en ese lugar del ADN. Lo que encontraron fue sorprendente. Una variante genética en esta zona del cromosoma 21 aumenta la actividad de un potenciador que regula el gen ETS2 en los macrófagos.
Este potenciador es como un “botón de volumen” que sube la intensidad con la que se expresa ETS2. Y esto, a su vez, activa genes inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades.
ETS2: el director de la orquesta inflamatoria
Para comprender la función de ETS2, los científicos utilizaron una técnica de edición genética llamada CRISPR-Cas9. Gracias a esta herramienta, lograron eliminar el gen ETS2 en macrófagos humanos cultivados en laboratorio. Los resultados fueron claros.
Cuando ETS2 fue eliminado, los macrófagos dejaron de producir grandes cantidades de citocinas inflamatorias, como IL-6, IL-8 e IL-1β. Estas moléculas son responsables de la inflamación que daña los tejidos en muchas enfermedades.
Además, sin ETS2, los macrófagos también redujeron su capacidad para realizar otras funciones como la fagocitosis (comerse bacterias o restos celulares) y la producción de radicales libres, que ayudan a destruir invasores. Esto confirmó que ETS2 controla muchas funciones inflamatorias clave en los macrófagos.
Los genes que activa ETS2 están en los tejidos enfermos
Para confirmar la relevancia clínica de su descubrimiento, el equipo comparó los genes que activa ETS2 con muestras de tejidos humanos. Encontraron que estos genes estaban altamente expresados en zonas dañadas por la inflamación, como los intestinos de pacientes con colitis ulcerosa o el hígado de pacientes con colangitis esclerosante.
Además, muchos de estos genes contienen variantes genéticas asociadas a enfermedades autoinmunes, lo que refuerza la idea de que ETS2 es un actor central en la inflamación crónica.
Un posible tratamiento a partir de esta vía genética
Luego, los científicos buscaron compuestos que pudieran modular la actividad de ETS2. Utilizaron una base de datos con perfiles de expresión genética y encontraron una clase de compuestos conocidos como inhibidores de MEK1/2. Estas moléculas ya se usan en algunos tratamientos oncológicos.
Cuando se probaron en células, los inhibidores lograron reducir fuertemente la expresión de los genes inflamatorios controlados por ETS2, incluyendo TNF e IL-23, dos blancos comunes de terapias biológicas actuales.
Esto sugiere que, en el futuro, se podrían diseñar tratamientos más específicos y menos costosos que los actuales, simplemente bloqueando esta vía genética.
¿Por qué una variante tan dañina es tan común?
Algo curioso es que la variante genética que aumenta ETS2 no es rara. De hecho, está presente en más del 75% de los europeos y más del 90% de los africanos. Esto desconcertó a los investigadores al principio. Pero al analizar su historia evolutiva, vieron que la variante tiene más de 500,000 años.
Probablemente persistió porque, aunque puede causar enfermedades autoinmunes, también mejora la respuesta inmune contra bacterias. Es decir, este “defecto” pudo haber sido útil durante la evolución, sobre todo cuando las infecciones eran una amenaza constante.
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Un nuevo camino hacia terapias más precisas
Este estudio demuestra el poder de la genómica moderna para descubrir mecanismos ocultos que controlan procesos clave en el cuerpo humano. Conocer cómo ETS2 controla la inflamación en los macrófagos permite imaginar tratamientos más personalizados, que ataquen la raíz de la enfermedad sin suprimir todo el sistema inmune.
Aunque aún falta investigación clínica, este descubrimiento marca un gran paso hacia terapias dirigidas para millones de personas que sufren enfermedades inflamatorias.
- Stankey, C. T., et al. (2024). A disease-associated gene desert directs macrophage inflammation through ETS2. Nature, 630(8016), 447-456.
