El cáncer de riñón, también llamado carcinoma renal, es una enfermedad oncológica que se origina en las células renales y puede extenderse a otros tejidos si no se detecta y trata a tiempo. Aunque en sus primeras etapas suele ser asintomático, identificar sus señales de alerta es clave para un diagnóstico temprano, lo que puede marcar la diferencia en el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.
Gracias a los avances en la investigación médica, hoy se comprende mejor sus causas, síntomas y opciones de tratamiento. Sin embargo, muchas personas aún desconocen los factores de riesgo y las manifestaciones que podrían indicar un problema renal grave.
En este artículo, te explicaremos los síntomas que no debes ignorar, los factores que aumentan el riesgo de padecerlo y la importancia de una detección temprana para mejorar las posibilidades de tratamiento y recuperación.
¿Qué es el cáncer de riñón?
El cáncer de riñón se produce cuando las células del tejido renal comienzan a multiplicarse sin control, formando un tumor que puede crecer y expandirse a otras partes del organismo. Dentro de los subtipos de carcinoma renal, el más frecuente es el carcinoma de células claras, seguido por el carcinoma papilar y el carcinoma cromófobo. Según varias revisiones clínicas, el diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado mejoran significativamente las tasas de supervivencia.
Los riñones son órganos vitales encargados de filtrar la sangre, eliminar desechos y regular el equilibrio hídrico y electrolítico del cuerpo. Cuando aparece una lesión tumoral en estas estructuras, pueden verse afectadas funciones esenciales, lo que subraya la importancia de reconocer cualquier señal anómala que sugiera un posible problema renal.
Principales factores de riesgo
Aunque cualquier persona puede desarrollar cáncer de riñón, ciertos elementos incrementan la probabilidad de aparición de esta enfermedad:
- Tabaquismo
Fumar cigarrillos se vincula con un aumento significativo del riesgo de padecer carcinoma renal. Estudios científicos señalan que, en comparación con los no fumadores, el riesgo puede duplicarse o incluso triplicarse.
- Hipertensión arterial:
Tener una presión arterial elevada de forma crónica puede elevar el riesgo de desarrollar cáncer de riñón, posiblemente debido a la alteración en la función endotelial y el estrés oxidativo.
- Obesidad:
Diversas investigaciones han encontrado relación entre la obesidad y el cáncer renal, al influir en rutas metabólicas que podrían favorecer la proliferación de células malignas.
- Exposición laboral
La exposición prolongada a determinadas sustancias químicas, como tricloroetileno o solventes industriales, puede aumentar el riesgo de carcinogénesis renal.
- Enfermedades genéticas
Existen síndromes como Von Hippel-Lindau, la enfermedad de Birt-Hogg-Dubé o la leiomiomatosis hereditaria, que predisponen al desarrollo de tumores renales debido a mutaciones en genes específicos.
- Enfermedad renal crónica:
Los pacientes con deterioro renal a largo plazo y en diálisis pueden presentar un mayor riesgo de cáncer de riñón… Ser consciente de estos factores de riesgo y comentarlos con un especialista si se presentan varios de ellos, es esencial para llevar un control médico oportuno y reducir la probabilidad de complicaciones futuras.
Síntomas de alerta que no debes ignorar
El cáncer de riñón se conoce como un “asesino silencioso” porque en fases tempranas puede no presentar síntomas claros. No obstante, hay ciertas señales que pueden indicar un problema renal y requieren atención médica:
- Sangre en la orina (hematuria)
Este es el signo más común. La orina puede adquirir un color rosado, rojizo o incluso amarronado. Aunque la hematuria puede obedecer a múltiples causas, su aparición justifica una visita inmediata al urólogo.
- Dolor en la zona lumbar o abdominal:
Un dolor constante y sordo en la espalda baja o en los costados podría relacionarse con un agrandamiento del riñón o la presencia de un tumor que presiona estructuras vecinas.
- Masa palpable en el costado o abdomen:
En etapas avanzadas, algunos pacientes detectan un bulto o inflamación anormal en la región abdominal. No obstante, cuando se percibe físicamente, el tumor puede estar en una fase más desarrollada.
- Pérdida de peso y fatiga inusual:
Un cansancio persistente, acompañado de disminución del apetito y adelgazamiento involuntario, podría ser un indicador de un proceso oncológico en curso.
- Fiebre sin causa aparente:
Algunas personas experimentan picos de fiebre o sudoración nocturna que no se asocian a infecciones. Estos síndromes paraneoplásicos son relativamente frecuentes en cánceres de tipo renal.
- Hipertensión repentina o mal controlada:
Aunque no sea un síntoma exclusivo, en ocasiones el carcinoma renal puede producir sustancias que alteran la regulación de la presión arterial.
Si experimentas uno o varios de estos síntomas, lo más recomendable es acudir al médico para realizar pruebas diagnósticas. Un examen completo, con estudios de laboratorio y pruebas de imagen, ayudará a determinar el origen del problema.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en el pronóstico y la supervivencia del paciente. Los principales métodos utilizados para detectar el cáncer de riñón son:
- Examen de orina: Permite identificar la presencia de sangre u otros marcadores que podrían indicar un funcionamiento renal anómalo.
- Análisis de sangre: Evalúan parámetros como la función renal, la presencia de anemia o alteraciones en los niveles de calcio y electrolitos.
- Pruebas de imagen: La ecografía renal y la tomografía computarizada (TC) son fundamentales para observar masas o lesiones. La resonancia magnética (RM) también puede emplearse para obtener más detalles.
- Biopsia renal: Aunque no siempre se requiere, en determinados casos se extrae una muestra de tejido para confirmar el tipo de células que componen el tumor.
La clasificación por estadios y el análisis histológico son igualmente relevantes. Comprender las características de la masa tumoral ayuda al equipo médico a diseñar el mejor plan terapéutico.
Opciones de tratamiento
El manejo del cáncer de riñón depende de la etapa en que se diagnostique, del subtipo de tumor y del estado general del paciente. Algunas de las estrategias principales incluyen:
- Cirugía:
Nefrectomía parcial: Se extirpa solamente la sección afectada, preservando el resto del riñón. Es la elección ideal para tumores pequeños (generalmente menores de 4 cm) o en pacientes con función renal comprometida.
Nefrectomía radical: Implica la extirpación completa del riñón, la grasa circundante e, incluso, la glándula suprarrenal si fuera necesario. Se utiliza en casos de tumores grandes o más agresivos.
- Terapias focales:
Procedimientos como la ablación por radiofrecuencia o la crioterapia destruyen el tejido tumoral mediante calor o frío extremo. Se suelen indicar para lesiones pequeñas o pacientes con alto riesgo quirúrgico.
- Terapias dirigidas:
Fármacos que inhiben vías específicas implicadas en el crecimiento tumoral, como los inhibidores de la tirosina cinasa (TKI) o los inhibidores de mTOR. Estas opciones han demostrado prolongar la supervivencia en pacientes con enfermedad avanzada.
- Inmunoterapia:
Medicamentos que estimulan el sistema inmune para reconocer y atacar las células cancerígenas. Los inhibidores de puntos de control inmunológicos (anti-PD-1, anti-PD-L1) han revolucionado el manejo del carcinoma renal.
- Radioterapia y quimioterapia:
No suelen ser la primera línea de tratamiento en cáncer de riñón, pero pueden emplearse para el control de metástasis o como terapia paliativa, dependiendo de las necesidades clínicas.
Consejos de prevención y cuidado
Aunque no siempre es posible prevenir el cáncer de riñón, adoptar ciertos hábitos puede reducir considerablemente el riesgo:
- Control de la presión arterial: Mantener la hipertensión bajo control mediante cambios en el estilo de vida y, si es necesario, medicación.
- Abandonar el tabaquismo: Dejar de fumar es una de las medidas más eficaces para evitar diversos tipos de cáncer, incluido el renal.
- Dieta equilibrada y ejercicio: Seguir una alimentación saludable y practicar actividad física de forma regular ayuda a mantener un peso adecuado y disminuir el riesgo de obesidad.
- Revisiones médicas periódicas: Si presentas factores de riesgo o antecedentes familiares, los chequeos frecuentes pueden detectar posibles alteraciones tempranamente.
Estas prácticas, junto con la educación sobre el tema, facilitan la detección temprana y el abordaje oportuno de cualquier masa renal sospechosa.
En conclusión
El cáncer de riñón es una patología que puede pasar desapercibida en sus etapas iniciales debido a la ausencia de síntomas específicos. Sin embargo, reconocer señales de alarma como la hematuria, el dolor en la zona lumbar y la fatiga inusual permite un diagnóstico más oportuno. Los factores de riesgo, entre ellos la hipertensión y el tabaquismo, subrayan la importancia de un estilo de vida saludable y de la consulta médica temprana ante cualquier indicio.
En la actualidad, existe una variedad de tratamientos que van desde la cirugía hasta terapias dirigidas e inmunoterapia, brindando opciones personalizadas para cada caso. Mantenerse informado, acudir a controles regulares y mantener hábitos de vida saludables son pilares fundamentales en la prevención y el manejo eficaz del cáncer renal. Recuerda que tu salud renal es esencial y que, ante la menor sospecha, debes buscar asesoría profesional.
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Yo no hago comentarios solo una pregunta si ay quistes en los riñones puede dar cancer