Una mujer inhaló 550 veces la dosis habitual de LSD creyendo que era cocaína.

¿Qué ocurre cuando alguien ingiere accidentalmente 10 veces la dosis recreativa normal de LSD? ¿Y si elevamos esa dosis hasta 550 veces? Un nuevo estudio detalla tres casos excepcionales de sobredosis masivas del ácido. Lo mejor que podemos decir es que las tres personas siguen llevando una vida normal.

El estudio buscaba comprender los efectos médicos de las dosis extremadamente altas de psicodélicos en entornos recreativos. ¿Para qué? Porque en los últimos años la medicina ha indagado sobre el posible uso de LSD para tratar adicciones, PTSD, depresión y una variedad de otras afecciones.

Los estudios han tendido a centrarse en la microdosificación con LSD, o al menos administrar dosis “normales” del medicamento. Los investigadores generalmente no están interesados ​​en dar a las personas una sobredosis gigantesca de LSD solo para ver qué sucede después.

Sin embargo, hay casos de personas que han tomado dosis inusualmente grandes por sí mismas, y este nuevo estudio explora lo que puede suceder y los efectos secundarios de una sobredosis de LSD. 

El primero y más notable de los tres casos tiene a una mujer de 46 años llamada CB como protagonista. La mujer tenía un historial de uso de morfina para tratar un dolor relacionado con la enfermedad de Lyme en los pies. ¿Qué ocurrió? Que accidentalmente inhaló una dosis de 55 mg de LSD puro en forma de polvo, y lo hizo pensando que era cocaína.

Este fue el equivalente a 550 veces la dosis recreativa normal de 100 mcg. Se dio cuenta de que tenía un problema en 15 minutos y llamó a su compañera de cuarto para pedir ayuda.

A partir de entonces, el viaje de esta mujer se prolongó en las siguiente 12 horas, transcurso en el que vomitó con frecuencia, casi siempre sentada erguida, y con momentos de desmayo. A esta fase le siguió otro período de 12 horas en el que CB se sintió “colocada de forma agradable”, aunque todavía con pequeños períodos donde se sentía enferma. Según el informe.

El informe colateral de la compañera de cuarto reveló que la mujer estaba sentada mayormente quieta en una silla con los ojos abiertos, otras veces cerrados, en ocasiones le salía espuma de la boca, ocasionalmente vocalizando palabras al azar y vomitando con frecuencia. Diez horas más tarde pudo conversar, fue al baño y parecía coherente.

Después de la dosis alarmantemente alta, la mujer, que había estado tomando morfina por dolor en el pie durante aproximadamente una década, informó efectos positivos sobre sus niveles de dolor, interrumpió su uso de morfina y ni siquiera experimentó abstinencia. 

Cuando el dolor regresó más tarde, usó morfina en una dosis más baja, así como microdosis regularmente con LSD, y finalmente detuvo la morfina por completo, creyendo que era innecesaria.

Otro de los casos del estudio fue el de una adolescente de 15 años con trastorno bipolar. Fue una de las 20 personas que accidentalmente tuvo una sobredosis de ácido en una fiesta de solsticio de verano en Canadá, tomando 1.100 microgramos de un solo golpe.

Durante las siguientes seis horas, su comportamiento se volvió errático: se acostó en el suelo en posición fetal apretando fuertemente los brazos, y sus amigos pensaron que estaba teniendo un ataque y llamaron a una ambulancia, nadie estaba seguro de lo que le pasaba, pues perdió la conciencia.

Según el informe del caso, a la mañana siguiente, su padre la visitó en el hospital, y la adolescente lo recibió con las palabras “se acabó”. Él pensó que se refería al viaje del ácido, pero no, la joven hablaba de su trastorno bipolar, del que parecía estar curada. Una semana después, sus síntomas aún no habían vuelto.

 Los médicos siguieron su progreso durante más de un año, y casi dos décadas después, todavía no ha experimentado episodios de depresión o manía fuera de la depresión postparto. Al recordar la sobredosis, dijo que sentía como si la química de su cerebro se hubiera “reajustado” de alguna manera.

El tercer caso detalla la experiencia de una mujer de 26 años que asistió a la misma fiesta que la adolescente del caso anterior que también tuvo una sobredosis de LSD mientras estaba allí, ingiriendo cinco veces la dosis recreativa regular de 100 microgramos. ¿La diferencia? No sabía que estaba embarazada. Por fortuna, no hay pruebas de que la exposición a la droga haya afectado el desarrollo de su hijo, que ahora tiene 18 años.

Aunque interesantes, los autores señalan que los tres casos son anecdóticos y que no se pueden realizar ensayos clínicos para descubrir posibles tratamientos a partir de dosis tan altas. “Debemos ser muy cautelosos en la forma de interpretar los hallazgos, más allá de reconocer que, afortunadamente, nadie parece haber sido perjudicado en estos casos”

Aunque los casos son interesantes, los autores señalan que los tres son anecdóticos y que no se pueden realizar ensayos clínicos para descubrir posibles tratamientos a partir de dosis tan altas. Básicamente, no intentes esto en casa.

Mayor información: Marcos Haden and Birgitta Woods. «LSD Overdoses: Three Case Reports». Journal of Studies on Alcohol and Drugs, Published: 12 February 2020.

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