En el mundo natural, la supervivencia del grupo muchas veces pesa más que la del individuo. Ahora, una investigación reciente ha descubierto que las hormigas jóvenes piden la muerte cuando están enfermas, en un acto extremo de altruismo. Este comportamiento, lejos de ser un fallo biológico, parece ser una estrategia evolutiva para proteger a la colonia de enfermedades infecciosas.
Estas hormigas infectadas piden la muerte solo cuando confirman que no podrán recuperarse. En lugar de ocultar su estado, como ocurre en otros animales sociales, modifican su química corporal para que las obreras entiendan que necesitan ser eliminadas antes que la infección se propague.
El hallazgo muestra cómo una colonia funciona como un sistema coordinado donde cada individuo evalúa su propio estado y actúa en consecuencia. Las hormigas jóvenes piden la muerte únicamente cuando su sistema inmune no puede detener la infección, priorizando la supervivencia de la colonia.
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Cómo las hormigas anuncian que están enfermas
Las hormigas pueden enfermar por diversos patógenos, pero los más comunes y peligrosos son los hongos entomopatógenos como Metarhizium. Estos microorganismos invaden la cutícula, avanzan rápidamente dentro del cuerpo y pueden causar una infección letal si no se detiene su desarrollo.
El estudio demuestra que las pupas infectadas modifican compuestos de su superficie llamados hidrocarburos cuticulares. Estos cambios actúan como un mensaje directo que las obreras pueden interpretar con rapidez. No requiere gestos ni sonidos: la comunicación es completamente química.
Las variaciones aparecen solo cuando las pupas están infectadas y acompañadas por otras obreras, lo que indica que el cambio no es un efecto automático de la infección, sino una señal activa. Entre estos compuestos destacan C33:1 y C33:2, que aumentan cuando el sistema inmune ya no puede controlar al patógeno.
Al detectar estas señales, las obreras retiran el capullo que protege a la pupa, la muerden suavemente y aplican sustancias antimicrobianas. Este proceso, conocido como “desinfección destructiva”, evita que la infección avance dentro de la colonia. Es una respuesta rápida y altamente eficiente.
Por qué las obreras y las futuras reinas actúan distinto
El comportamiento no es igual en todas las castas. Las pupas obreras sí emiten las señales químicas cuando están enfermas, mientras que las pupas que se convertirán en reinas no lo hacen. Esta diferencia está relacionada con el papel reproductivo de cada una y con sus capacidades inmunes.
Las futuras reinas muestran un sistema inmune más fuerte y son capaces de reducir la carga del hongo por sí mismas. Aunque también activan genes de defensa, rara vez alcanzan un nivel de infección que haga necesario enviar una señal para ser eliminadas. Por eso no muestran los cambios químicos observados en las obreras.
Cuando las hormigas infectadas piden la muerte, casi siempre se trata de obreras. Al no tener función reproductiva, su valor evolutivo depende de la supervivencia de la colonia. Si mueren, el hormiguero continúa. Si contagian a otras, el riesgo colectivo sería mucho mayor.
Un ejemplo de cooperación llevado al extremo
El estudio muestra que las hormigas jóvenes piden la muerte solo cuando su sistema inmune ya no puede contener la infección. Esta decisión automática reduce pérdidas innecesarias y permite conservar individuos que aún pueden recuperarse. Es un sistema preciso y ajustado biológicamente.
La respuesta de las obreras depende de interpretar correctamente estas señales químicas. No eliminan a todas las pupas enfermas, solo a las que indican que no podrán sobrevivir. Esto evita sacrificar individuos con posibilidad de recuperación y optimiza el mantenimiento del hormiguero.
Los investigadores comparan este proceso con lo que ocurre en organismos multicelulares, donde células dañadas se destruyen a sí mismas para proteger al conjunto. La colonia actúa como un superorganismo en el que la salud colectiva depende de decisiones individuales altamente coordinadas.
Las hormigas pueden detectar células cancerosas a través del olor de forma efectiva.
Conclusiones
El estudio demuestra que las hormigas jóvenes piden la muerte mediante señales químicas específicas cuando su sistema inmune falla. Esta conducta permite a las obreras actuar antes de que el patógeno se disperse dentro del nido.
Las hormigas infectadas piden la muerte solo cuando la infección es irreversible. La decisión, aunque drástica, maximiza la supervivencia de la colonia y evita daños mayores.
Estos resultados muestran cómo las colonias funcionan como entidades altamente organizadas, donde cada individuo participa en mantener la salud colectiva. Es un ejemplo claro de cómo la evolución puede moldear comportamientos extremos basados en cooperación.
