¿Por qué somos como somos? ¿Se hereda el carácter?

¿Cuál es la influencia de la genética en el comportamiento humano? ¿Podremos algún día saber cuáles son los genes que causan conductas indeseadas y modificarlas en el laboratorio? Estas y otras preguntas que indagan en lo más profundo de la naturaleza humana son las que busca responder la Agencia Genética Humana. Para ello combina aportes de la ciencia y la filosofía. Los resultados

“Tiene el carácter de su madre y ya sabemos que lo que se hereda no se roba”; “es extrovertido, igualito a su abuelo”; “es de buen corazón, tiene a quien salir”. ¿Cuántas veces hemos escuchado afirmaciones como estas?

Los bebés aprenden por imitación, pero ¿sabías que los gestos tienen un componente hereditario? Ya Darwin aventuró que las expresiones faciales son innatas y la Universidad de Haifa (Israel) ha ahondado en esta idea. Para ello han realizado un estudio con invidentes de nacimiento y han demostrado que hasta en un 80% utilizan las mismas muecas que sus familiares para expresar emociones.

Más listo que el hambre

La inteligencia se transmite en un porcentaje que los investigadores sitúan en torno al 50%. El otro 50% proviene de la estimulación externa, que puede iniciarse desde que el bebé está en el útero, a través de la voz y del tacto, así como de la experiencia. Se ha comprobado que el feto tiene memoria y repite las acciones que le dan satisfacción, como chuparse el dedo, lo que es un signo de inteligencia. Siempre puedes potenciar la capacidad intelectual con la que nace tu bebé estimulándole con juegos, cuentos y experiencias adecuadas a su edad.

Todo un carácter

El carácter viene, en parte, determinado por los genes. La Universidad de Sant Louis (EE UU) estima que la herencia es responsable en un 36% de nuestro estado emocional y mental. Hasta la tendencia a ser solitario tiene un origen genético. Observa si el recién nacido es tranquilo o nervioso y ahí tendrás su carácter innato. Al entrar en contacto con el mundo exterior su personalidad irá cambiando, moderándose o reafirmándose.

Sus gustos alimenticios

La herencia tiene mucho que ver en aspectos tan curiosos como el gusto por ciertos sabores. Un estudio británico realizado con gemelos univitelinos y publicado en el Journal of Physiology and Behavior asegura que el hecho de que un niño tenga preferencias por el pescado o por la carne responde al mandato genético. Sin embargo, parece que otros alimentos, como las verduras o los postres, gustan más o menos en función de los hábitos alimenticios que haya en el entorno familiar.

Buenas defensas

La fortaleza y la predisposición a sufrir ciertas enfermedades también se heredan. Entre los problemas de salud que tienen un componente hereditario (esto no significa ni mucho menos que el niño los vaya a heredar) están algunas malformaciones y enfermedades multifactoriales, como la alergia, la diabetes, el colesterol o la hipertensión. Afortunadamente también se heredan la longevidad (seguro que conoces familias cuyos miembros han llegado a los 100 años) y la resistencia física. Por ello,y por los cuidados que tú le das, tu hijo tendrá con toda probabilidad una salud de hierro.

Los genes y el entorno

Los genes y el entorno varían en su importancia a lo largo de la vida. Los investigadores han podido comprobar que las familias tienen una influencia destacada en el desarrollo de las capacidades mentales del niño durante sus tres primeros años de vida.

Cuando los niños alcanzan la edad para entrar en la escuela primaria, los genes vuelven a imponerse, a los cinco y seis años los niños ya son tan independientes que se buscan un entorno en acorde con sus predisposiciones. Un niño deportista por ejemplo se dará cuenta en la clase de educación física de lo bien que sabe tirar la pelota y lo rápido que corre. Cuanto más mayor se haga, mejor sabrá elegir a sus amigos y las actividades de ocio para disfrutar de sus talentos personales.

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