La creciente preocupación sobre la contaminación por microplásticos se ha convertido en un foco de atención para la comunidad científica y la sociedad en general. Estos fragmentos diminutos, de un tamaño menor a 5 milímetros, se originan tanto por la degradación de plásticos más grandes como por microfibras liberadas de textiles o partículas provenientes de diversas actividades industriales.
Un nuevo estudio publicado en Frontiers in Toxicology, expone hallazgos reveladores sobre la presencia de microplásticos en pescados y mariscos que se consumen diariamente en muchos hogares.
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Antecedentes sobre microplásticos
Los microplásticos han sido identificados en múltiples entornos naturales, como en la atmósfera, el agua dulce, el suelo y, de manera cada vez más preocupante, en los océanos. Las fuentes de estas partículas son diversas: desde neumáticos desgastados, empaques, botellas y bolsas plásticas, hasta microfibras que se desprenden de la ropa al ser lavada.
Debido a su pequeño tamaño, los microplásticos pueden ser ingeridos accidentalmente por especies marinas durante sus procesos de alimentación, lo que da lugar a su presencia en tejidos de peces y otros organismos acuáticos.
En investigaciones previas, se había confirmado la acumulación de estas partículas en los organismos marinos, especialmente en el tracto digestivo. Sin embargo, las evidencias sobre la presencia de microplásticos en la carne o tejido comestible eran menos claras. El estudio de Traylor et al. (2024) aporta nuevos datos que permiten comprender mejor la magnitud de la contaminación, abarcando diversas especies de pescados y mariscos.
Metodología del estudio
Para su investigación, los científicos seleccionaron seis especies de pescados y mariscos de la costa oeste de Estados Unidos:
- Camarón rosado (Pandalus jordani)
- Pez roca negro (Sebastes melanops)
- Bacalao lingcod (Ophiodon elongatus)
- Arenque del Pacífico (Clupea pallasii)
- Lamprea del Pacífico (Entosphenus tridentatus)
- Salmón chinook (Oncorhynchus tshawytscha)
La muestra incluyó ejemplares recién capturados en embarcaciones y otros adquiridos en mercados minoristas. El objetivo era detectar posibles diferencias entre los productos que llegan directamente desde la pesca y aquellos que han pasado por algún proceso adicional de empaque o manipulación.
Los tejidos musculares fueron extraídos, digeridos químicamente y analizados con ayuda de microscopía y espectroscopia micro-Fourier transform infrared (μFTIR). Este método permitió identificar la composición de las partículas encontradas. Adicionalmente, se emplearon protocolos de control de calidad para descartar contaminaciones externas.
Por ejemplo, se usaron blancos o filtros expuestos al ambiente en el laboratorio para verificar cuántas fibras o fragmentos plásticos llegaban por el aire o la manipulación durante el procesamiento de las muestras.
Principales hallazgos
La investigación concluyó que el 98% de los ejemplares analizados contenían partículas antropogénicas en su tejido comestible. La mayoría de estas partículas eran microfibras procedentes de textiles sintéticos o semi-sintéticos, seguidas de fragmentos y láminas plásticas. Los resultados señalaron:
Camarón rosado presentó un alto número de microplásticos por gramo de tejido, posiblemente debido a su modo de alimentación filtradora en aguas superficiales, donde la concentración de microplásticos puede ser elevada.
Salmón chinook, a pesar de su estatus de pez migratorio de gran importancia comercial, mostró concentraciones más bajas de microplásticos por gramo de tejido en comparación con otras especies de menor tamaño.
Bacalao lingcod y Pez roca negro evidenciaron la presencia de microplásticos tanto en ejemplares capturados directamente en embarcaciones como en filetes adquiridos en el mercado, lo que apunta a que el procesamiento y empaque en plástico podrían incrementar la contaminación.
Lamprea del Pacífico presentó diferencias entre las fases de su ciclo vital: los juveniles de agua dulce tuvieron una concentración mayor de partículas por gramo de tejido, mientras que los adultos presentaron más partículas en total, posiblemente por su mayor tamaño corporal.
Estos hallazgos confirman estudios previos que evidenciaron cómo los organismos marinos están expuestos a múltiples fuentes de microplásticos durante su ciclo de vida y trayectorias migratorias, resaltando el impacto ambiental de la contaminación plástica en los ecosistemas oceánicos.
Implicaciones para la salud humana
Aunque todavía se están investigando los efectos a largo plazo de la ingesta de microplásticos en la salud humana, estudios iniciales sugieren que estas partículas pueden transportar contaminantes químicos, como metales pesados o compuestos persistentes. El peligro radica en que las moléculas tóxicas empleadas durante la fabricación del plástico, o aquellas que se adsorben en la superficie de los microplásticos, podrían liberarse en el organismo una vez ingeridas.
A pesar de que la investigación indica que el impacto real en la salud humana requiere más estudios, es claro que el consumo habitual de pescados y mariscos contaminados con microplásticos no es deseable. Además, grupos de población que dependen fuertemente de estos productos marinos como fuente principal de proteína, incluidos pueblos indígenas y comunidades costeras de bajos ingresos, podrían enfrentar mayor riesgo de exposición a contaminantes.
En conclusión
La presencia generalizada de microplásticos en pescados y mariscos destinados al consumo humano, evidenciada en este nuevo estudio, pone de manifiesto la urgencia de abordar la contaminación plástica en los ecosistemas marinos. Aunque se requiere mayor investigación para determinar con exactitud los efectos en la salud humana, los datos sugieren que los microplásticos pueden actuar como vectores de sustancias tóxicas, con posibles consecuencias negativas para consumidores habituales.
- Traylor, S. D., Granek, E. F., Duncan, M., & Brander, S. M. (2024). From the ocean to our kitchen table: anthropogenic particles in the edible tissue of U.S. West Coast seafood species. Frontiers in Toxicology. DOI: 10.3389/ftox.2024.1469995
- Baechler, B. R., Granek, E. F., Hunter, M. V., & Conn, K. E. (2020). Microplastic concentrations in two Oregon bivalve species: Spatial, temporal, and species variability. Limnology and Oceanography Letters. DOI: 10.1002/lol2.10124
- Dawson, A. L., Santana, M. F. M., Miller, M. E., & Kroon, F. J. (2021). Relevance and reliability of evidence for microplastic contamination in seafood. Environmental Pollution. DOI: 10.1016/j.envpol.2021.116684
