El síndrome del corazón roto en hombres está cobrando relevancia inesperada. Aunque se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres, los datos muestran que los varones enfrentan un riesgo de muerte que casi duplica al de ellas. Comprender esta disparidad es esencial para mejorar la atención cardiovascular.
La llamada miocardiopatía de Takotsubo, popularmente apodada síndrome del corazón roto, produce una disfunción súbita y reversible del ventrículo izquierdo tras un estrés intenso. Sin embargo, hablamos de un trastorno que puede evolucionar hacia complicaciones graves como choque cardiogénico, arritmias o insuficiencia cardíaca.
Según el estudio publicado en Journal of the American Heart Association, que analizó casi doscientos mil hospitalizaciones entre 2016 y 2020, la mortalidad global fue del 6,5 %, pero ascendió al 11 % en varones, confirmando que el síndrome del corazón roto es más letal en hombres.
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¿Qué es el síndrome del corazón roto?
El síndrome del corazón roto, o miocardiopatía de Takotsubo, se caracteriza por un abombamiento transitorio del ventrículo izquierdo que imita un infarto, pero ocurre sin obstrucción coronaria significativa. Su detonante suele ser un pico de catecolaminas liberadas durante estrés emocional o físico extremo.
Este fenómeno provoca dolor torácico y cambios electrocardiográficos que confunden al equipo médico. Aun así, la función ventricular suele recuperarse en semanas. Sin embargo, el periodo agudo conlleva riesgos que, como veremos, afectan de manera desigual a hombres y mujeres.
El diagnóstico se establece con ecocardiografía, angiografía coronaria y pruebas de biomarcadores. Estos exámenes descartan lesiones arteriales y revelan el patrón balonizado del ápice, cuya forma inspiró el término japonés “takotsubo”, un recipiente utilizado por pescadores locales para capturar cefalópodos.
El síndrome del corazón roto es más letal en hombres
De acuerdo al estudio publicado en Journal of the American Heart Association, la mortalidad intrahospitalaria fue del 5,5 % en mujeres y del 11,2 % en hombres, más del doble. Este patrón se mantuvo estable durante los cinco años analizados, sin signos de mejora.
El análisis multivariante, que ajustó edad, raza y comorbilidades, reveló que ser varón duplicaba el riesgo de fallecer tras un episodio de Takotsubo. Dicho hallazgo subraya la necesidad de protocolos diferenciados y mayor vigilancia en pacientes masculinos.
Además, los hombres presentaron con mayor frecuencia choque cardiogénico, paro cardíaco y accidente cerebrovascular. Estos desenlaces empeoraron su pronóstico y prolongaron la estancia hospitalaria, incrementando los costos y la carga para los sistemas de salud.
Factores fisiológicos y hormonales detrás de la disparidad
Las diferencias hormonales son una primera pista. El estrógeno, abundante en mujeres premenopáusicas, parece ejercer un efecto protector sobre el miocardio al modular la respuesta del sistema nervioso simpático. En hombres, su menor concentración podría dejar el corazón más expuesto a la tormenta catecolaminérgica.
Asimismo, los varones tienden a experimentar el síndrome tras agresiones físicas —cirugías, infecciones o traumatismos— más que por estrés emocional. Estos desencadenantes físicos se asocian a una mayor liberación de catecolaminas y a un estado inflamatorio que agravan la función ventricular.
El tamaño corporal y la masa miocárdica también influyen. Un ventrículo izquierdo más grande puede sufrir mayor tensión parietal durante el balonamiento, facilitando complicaciones como la insuficiencia cardíaca. Sin vigilancia estrecha, estos factores convergen y amplifican la mortalidad masculina.
Complicaciones cardiovasculares frecuentes y su impacto
Según el artículo publicado, aproximadamente uno de cada cinco pacientes desarrolla fibrilación auricular, mientras que más de un tercio enfrenta insuficiencia cardíaca aguda. Ambas complicaciones complican el manejo y elevan el riesgo de eventos tromboembólicos y muerte.
El choque cardiogénico, presente en 6,6 % de los casos, requiere soporte hemodinámico avanzado y se asocia con estancias prolongadas. La posibilidad de ruptura miocárdica, aunque rara, demanda un diagnóstico rápido mediante ecocardiografía para evitar desenlaces fatales.
En hombres, la probabilidad de presentar paro cardíaco alcanzó el 3,4 %, casi cinco veces mayor que en pacientes sin Takotsubo. Esta cifra explica en parte la brecha de mortalidad y resalta la urgencia de monitorización intensiva continua.
Prevención y estrategias clínicas para reducir la mortalidad
El reconocimiento temprano es crucial. Ante dolor torácico con factores de estrés reciente, los clínicos deben considerar el síndrome del corazón roto en hombres, realizar ecocardiografía urgente y descartar infarto agudo. La estratificación de riesgo orienta la decisión sobre cuidados intensivos.
Durante la fase aguda, se recomiendan betabloqueadores para reducir la respuesta simpática y anticoagulación profiláctica en presencia de disfunción ventricular severa. El seguimiento cardiológico regular confirma la recuperación de la fracción de eyección y detecta secuelas.
A nivel preventivo, la gestión del estrés, el control de enfermedades crónicas y la educación sobre síntomas de alerta pueden disminuir hospitalizaciones. Programas de rehabilitación cardíaca, aunque poco estudiados en Takotsubo, ofrecen soporte psicológico y físico que podría mejorar la supervivencia.
Finalmente, las guías futuras deberían incluir recomendaciones específicas sobre la atención de varones, integrando criterios de ingreso en unidad coronaria, uso de inotrópicos y duración de la monitorización más allá de la estabilización clínica.
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En conclusión
El síndrome del corazón roto es dos veces más letal en hombres que en mujeres, una verdad respaldada por la mayor cohorte publicada hasta la fecha. Esta diferencia persiste pese a los avances médicos, revelando lagunas en nuestra comprensión y en la práctica clínica.
Identificar los mecanismos que favorecen el peor pronóstico masculino —desde los disparadores físicos hasta la biología hormonal— será clave para diseñar intervenciones dirigidas. Mientras tanto, la vigilancia intensiva y el tratamiento oportuno representan nuestras mejores herramientas para cerrar la brecha de mortalidad.
Más investigación, mayor conciencia y programas de prevención adaptados al sexo pueden convertir este conocimiento en vidas salvadas. El reto está servido: transformar la evidencia en acción para que las historias de corazón roto no terminen en tragedia, especialmente entre los varones.
Movahed, M. R., Javanmardi, E., & Hashemzadeh, M. (2025). High mortality and complications in patients admitted with Takotsubo cardiomyopathy with more than double mortality in men without improvement in outcome over the years. Journal of the American Heart Association. DOI: 10.1161/JAHA.124.037219

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