Un estudio publicado en 2025 reveló por qué los elefantes tienen tasas de cáncer sorprendentemente bajas. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para la medicina humana. El secreto está en su genética: los elefantes poseen 20 copias del gen TP53, un poderoso supresor tumoral que protege sus células de mutaciones peligrosas.
¿Qué es la paradoja de Peto y por qué importa?
La paradoja de Peto plantea que los animales grandes deberían tener más cáncer por tener más células y vivir más tiempo, pero no es así. El epidemiólogo Richard Peto propuso esta idea al notar que elefantes y ballenas no tienen más cáncer que ratones, a pesar de su gran tamaño.
Este misterio ha sido objeto de estudio durante décadas por científicos que buscan entender cómo algunas especies evitan el cáncer. Resolver esta paradoja podría ayudar a encontrar nuevas formas de prevenir el cáncer en humanos, imitando los mecanismos de otras especies.
Elefantes: 20 copias de un gen que salva vidas
En 2025, científicos confirmaron que los elefantes poseen 20 copias del gen TP53, mientras que los humanos solo tienen una. Este gen produce la proteína p53, encargada de detener la división de células con daño en su ADN. Cuando una célula se daña, p53 puede repararla o hacer que se autodestruya para evitar que se vuelva cancerosa.
En elefantes, las múltiples copias del gen TP53 permiten una detección más eficiente de células dañadas. Cada copia interactúa de manera distinta con otras proteínas, reforzando los mecanismos de defensa contra el cáncer.
- TP53: gen supresor de tumores.
- p53: proteína que regula la división celular y previene mutaciones.
- MDM2: proteína que normalmente inhibe a p53, pero en elefantes su efecto se reduce.
Estas adaptaciones hacen que las células dañadas en elefantes tengan más probabilidades de autodestruirse antes de formar tumores.
Metodología: cómo se llegó a esta conclusión científica
El estudio fue publicado en la revista Molecular Biology and Evolution y analizó el genoma de diversas especies, enfocándose en los genes supresores de tumores. Los científicos observaron la evolución de las múltiples versiones del gen TP53 en elefantes a lo largo del tiempo.
También analizaron cómo estas variantes anulaban la acción de la proteína MDM2, que normalmente desactiva la función de p53. Además, se compararon tasas de cáncer en elefantes de zoológicos, que mostraron cifras incluso menores al 5%. Estos resultados fueron contrastados con datos de mortalidad humana por cáncer, que alcanza el 25% a nivel mundial.
Otra pista evolutiva: esperma protegido del calor
Una hipótesis adicional sugiere que el aumento de copias de TP53 también protegió el esperma de los elefantes del calor corporal. A diferencia de otros mamíferos, los elefantes tienen los testículos dentro del cuerpo, lo que podría dañar las células reproductivas. La protección contra mutaciones en estas células pudo haber impulsado la evolución de una mayor vigilancia genética general.
Así, la presión evolutiva para cuidar el esperma también habría fortalecido las defensas anticancerígenas del organismo completo. Este tipo de presión selectiva cruzada es común en la evolución de características biológicas complejas.
¿Y la paradoja de Peto? Nuevas investigaciones la cuestionan
Otro estudio publicado en PNAS en 2025 analizó más de 260 especies de vertebrados terrestres, incluyendo aves, reptiles y mamíferos. Los resultados mostraron que, en general, las especies más grandes sí tienen mayor prevalencia de cáncer que las más pequeñas. Esto contradice directamente la paradoja de Peto, al menos en vertebrados que viven en tierra.
Sin embargo, el estudio también halló que aves y mamíferos que evolucionaron rápidamente en tamaño desarrollaron mejores defensas celulares. Esto sugiere que el crecimiento corporal puede ir acompañado de adaptaciones que controlan eficazmente el cáncer.
Estos datos refuerzan la idea de que la evolución ha moldeado diversas estrategias para evitar el cáncer, dependiendo de la especie.
Las personas con cáncer emiten un olor distinto, y algunas personas pueden llegar a sentirlo.
Conclusión
Los elefantes han desarrollado una defensa biológica excepcional basada en múltiples copias del gen TP53, que fortalece su resistencia al cáncer. Esta característica genética, resultado de la evolución, podría explicar por qué su mortalidad por cáncer es tan baja.
Estudios recientes sugieren que no hay una paradoja universal: los animales más grandes sí tienen más cáncer, salvo que hayan desarrollado mecanismos especiales. El caso de los elefantes ofrece pistas valiosas para la oncología, al mostrar cómo la biología natural puede inspirar nuevas terapias humanas.
Aprender de la evolución podría ser clave para combatir el cáncer de forma más eficaz y sostenible en el futuro.
- Padariya, M., et al. (2022). The Elephant Evolved p53 Isoforms that Escape MDM2-Mediated Repression and Cancer. Molecular Biology and Evolution, 39(7), msac149.
- George B., et al. (2025). No hay evidencia de la paradoja de Peto en los vertebrados terrestres. PNAS.
