La empleada de un laboratorio de la Universidad de California en San Diego se inoculó accidentalmente un virus genéticamente modificado relacionado con la viruela, después de que se negara a vacunarse tres meses antes, cuando entró a trabajar, según un informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
En diciembre de 2018 la chica manipulaba una versión genéticamente modificada de vaccinia virus o VACV, un virus relacionado con viruela, cuando se la inyectó en un dedo sin querer mientras intentaba pinchar la cola de un ratón con la aguja. Inmediatamente limpió a su herida y avisó a su jefe.
Después de ser evaluada por dos médicos, no se le aconsejó que observara las precauciones de contacto para evitar transmitir el virus a otros. Sin embargo, fue monitoreada durante las próximas semanas y meses, ya que la infección empeoró.
Diez días después de pincharse, su médico la remitió a los CDC, que le recomendaron un control más detallado de la infección. El día 12, la llevaron al departamento de emergencias con fiebre, ganglios linfáticos inflamados, dolor y un empeoramiento de la infección en el dedo.
Le dieron anticuerpos vaccinia para ayudar a su sistema inmunitario a combatir el virus, así como antibióticos para una posible infección secundaria en su herida abierta. Su fiebre y dolor disminuyeron en las siguientes 48 horas, aunque su infección no desapareció hasta el día 94.
El virus vaccinia fue la vacuna viva utilizada para erradicar la viruela, una enfermedad infecciosa que mató a 300 millones de personas solo en el siglo XX, y sigue siendo la única enfermedad infecciosa que se ha eliminado por completo en todo el mundo.
Es fácil de modificar genéticamente, por lo que todavía se usa en la investigación actual. Sin embargo, eso no significa que sea seguro, y los CDC recomiendan que los laboratorios se aseguren de que sus trabajadores que entren en contacto con él conozcan los riesgos, aunque la vacunación en sí misma no es obligatoria.
Lo que es especialmente preocupante en este caso es que no está claro con qué tensión se infectó el trabajador de laboratorio.
“Ni el paciente ni el médico de salud ocupacional pudieron especificar la concentración o la cepa de la preparación de VACV utilizada por el paciente”, escriben los autores en el informe del caso.
La mujer fue apartada cuatro meses de su puesto de trabajo. Aunque los médicos no le dieron instrucciones para que se aislara durante los diez primeros días de infección, nadie resultó infectado con el virus.
Los especialistas no tienen claro con qué cepa se infectó la mujer, y en qué grado de concentración. La chica manipulaba diferentes modificaciones del virus con varios ratones y no pudo recordar qué cepa administraba en el momento del incidente. Tampoco pudieron establecerlo los médicos después del análisis.
Los autores del informe subrayan que los empleados que trabajan con este virus tienen que ser conscientes de los agentes biológicos a los que se exponen en los experimentos y de los riesgos de incidentes potenciales. Asimismo, destacan que las cepas de virus pueden contener modificaciones genéticas que tienen efectos adversos o desconocidos.
Referencia: Erin R. Whitehouse, Agam K. Rao, Yon C. Yu, Patricia A, et al. «Novel Treatment of a Vaccinia Virus Infection from an Occupational Needlestick — San Diego, California, 2019» Center for Disease Control and Prevention, Published: 25 October 2019.