En la sociedad actual, cada vez más personas viven solas y enfrentan largos períodos de aislamiento social.
Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Viena y la Universidad de Cambridge revela que experimentar soledad durante ocho horas puede resultar tan agotador como pasar ocho horas sin comer para algunas personas.
Este artículo explorará los hallazgos de este estudio y sus implicaciones para aquellos que viven solos o disfrutan especialmente de las interacciones sociales.
Estudio revolucionario
El estudio mencionado previamente analizó los efectos del aislamiento social en la energía y la fatiga de individuos que viven solos o que disfrutan particularmente de las interacciones sociales.
La investigación demostró que la falta de conexión social desencadena una reacción biológica en la respuesta homeostática del cuerpo, lo que podría llevar a una disminución de la energía y un aumento de la fatiga.
El estudio de laboratorio involucró a 30 voluntarias que experimentaron tres períodos separados de ocho horas cada uno: un día sin contacto social, un día sin comida y un día sin contacto social ni comida.
Las participantes proporcionaron información sobre su estrés, estado de ánimo y fatiga, mientras que también se midieron su frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol en saliva.
Experimento en campo
El experimento de campo involucró a 87 participantes en Austria, Italia o Alemania durante los confinamientos por COVID-19.
Los resultados de ambos experimentos indicaron que la falta de interacción social puede llevar a una reducción de energía similar a la que se experimenta al pasar sin comida.
El estudio sugiere que la baja energía podría ser una respuesta humana básica a la falta de contacto social, y esta respuesta se ve afectada por los rasgos de personalidad social de los participantes.
Los investigadores proponen que la disminución de la energía podría ser parte de nuestra respuesta homeostática a la falta de contacto social y un precursor potencial de efectos más perjudiciales del aislamiento social a largo plazo.
Implicaciones futuras
Las investigaciones futuras deberán identificar a las personas que corren mayor riesgo por los efectos del aislamiento.
Asimismo, será crucial desarrollar estrategias para contrarrestar estos efectos en aquellos que viven solos o tienen una alta necesidad de interacción social.
Los resultados del estudio también pueden tener importantes implicaciones para las políticas públicas y la toma de decisiones en áreas como la salud mental, la vivienda y el bienestar social.
Por ejemplo, podría ser útil fomentar la creación de comunidades y espacios donde las personas puedan conectarse y socializar de manera regular.
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Conclusión
La soledad y el aislamiento social son problemas crecientes en nuestra sociedad moderna y pueden tener efectos perjudiciales tanto en la salud física como mental de las personas.
Este estudio pionero demuestra que ocho horas de soledad pueden ser tan agotadoras como ocho horas de hambre para algunas personas, lo que subraya la importancia de abordar este problema y buscar soluciones para mejorar la calidad de vida de aquellos que experimentan aislamiento frecuentemente.
Al reconocer la relación entre la soledad y la fatiga, podemos empezar a comprender mejor cómo afecta el aislamiento social a las personas y trabajar en estrategias efectivas para reducir estos efectos negativos.
Ya sea a través de la promoción de actividades comunitarias, el fomento de redes de apoyo o la implementación de programas específicos para aquellos en riesgo, es esencial que tomemos medidas para abordar la soledad y el aislamiento en nuestra sociedad.
Referencia: Stijovic, Ana, et al. “Homeostatic Regulation of Energetic Arousal During Acute Social Isolation: Evidence From the Lab and the Field.” Psychological Science, March 28, 2023.
Muy interesante
Gracias