La vacuna desarrollada en Rusia, basada en vectores adenovirales, fue registrada por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa el 11 de agosto de 2020, convirtiéndose, de este modo, en la primera vacuna contra el SARS-COV-2 en llegar al mercado.
Científicos de todo el mundo denunciaron inmediatamente la certificación como prematura e inapropiada, ya que la vacuna Gamaleya aún no ha completado un ensayo que demuestre de manera convincente que es segura y eficaz en un gran número de personas.
El certificado permite que la vacuna, desarrollada por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya en Moscú, se administre a “un pequeño número de ciudadanos de grupos vulnerables”, incluido el personal médico y los ancianos, dijo un portavoz del Ministerio de Salud a Science Insider. Pero el certificado estipula que la vacuna no se puede usar ampliamente hasta el 1 de enero de 2021, presumiblemente después de que se hayan completado ensayos clínicos más grandes.
Cómo funcionan las vacunas basadas en vectores adenovirales.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.
La plataforma tecnológica basada en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus, lo que permite obtener nuevas vacunas en poco tiempo. Dichas vacunas provocan una fuerte reacción por parte del cuerpo humano con el objetivo de generar inmunidad.
Los adenovirus humanos están considerados entre los más sencillos de modificar con estos fines. Por eso se han convertido en vectores muy populares.
Tan pronto como empezó la pandemia de COVID-19, investigadores rusos extrajeron del nuevo coronavirus SARS-COV-2 fragmentos de material genético que codifica la información sobre la estructura de la proteína S (la proteína que forma la “corona” del virus y es responsable de su enganche a las células humanas), y los insertaron en un vector adenoviral ya conocido para su inserción en una célula humana, creando así la primera vacuna del mundo contra el coronavirus del SARS -COV-2.
Algunos expertos en vacunas han expresado su preocupación por las vacunas COVID-19 que usan adenovirus 5 de esta manera. En 2007, los investigadores detuvieron un ensayo de vacuna contra el VIH que usaba adenovirus 5 para transportar el gen de la proteína de superficie de ese virus después de descubrir que aumentaba la probabilidad de transmisión.
Con el objetivo de asegurar una inmunidad duradera, los científicos rusos han desarrollado la idea novedosa de usar dos tipos diferentes de vectores adenovirales (rAd26 y rAd5) para la primera y segunda dosis de la vacuna, reforzando así su efecto inmunizador.
Los ensayos clínicos de fase 1 y 2 de la vacuna se completaron el 1 de agosto de 2020. Todos los voluntarios toleraron bien las pruebas, no se registraron efectos adversos graves o inesperados. La vacuna indujo la formación de una alta respuesta inmune celular y de anticuerpos.
La tercera fase de ensayos clínicos comenzará el 12 de agosto con más de 2.000 participantes en Rusia y varios países de Oriente Medio, incluidos los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, y de América Latina, como Brasil y México, La producción a gran escala de la vacuna está previsto que empiece en septiembre de 2020.
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